Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

miércoles, 25 de julio de 2018


Gran Teatre del Liceu de Barcelona


Cecilio Urgoiti en la escalera del vestíbulo del Liceu 
Esta es una historia de la historia, es un canto a la música, al teatro y sobre todo a la opera… Historia con sublime música de fondo, pero con tragedias y superación de ellas, que dicen del ahínco y la constancia de un pueblo… En medio y para que no falte de nada hay un fantasma, pues si un “local” de esta categoría no contara con ese personaje, perdería su caché, su encanto y su propia razón de ser. Viva el Liceo de Barcelona.  

La ciudad de Barcelona se ha ido convirtiendo en un asiduo lugar de visita, por mis más que constantes, idas a el Centro Oftalmológico IMO, además de ir a dicho centro, hago visitas gastronomitas y recorro la ciudad a pie, interesándome por todo cuanto veo, en la medida que lo veo. Soy de los que se entretienen contemplando los edificios y si son modernistas, con mucha más expectación. Pero Barcelona tiene mucho que contemplar, siempre me sorprende y enseña encantos ocultos que no puedo dejar pasar por alto, las puertas de los edificios, por ejemplo, tanto de forja como el labrado de sus madera, que hablan por si solas de lo espectacular de la ciudad y el esmero en el acabado y su conservación… Cada vez visito algo emblemático y mira que hay, para ver y recrearse. Lo suelo hacer sin prisas y si la visita es guiada o repito o luego me documento leyendo su historia y desde varios puntos de vista, pues se que la historia se suele escribir por encargo y este, el encargado tiende a agradar al amo.   
Esta vez tocó, el mítico edificio del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, que por cierto, tiene una extraña historia, con fantasma incluido y que como todos los míticos edificios de la música o del teatro y además, para que no le falte de nada, no tiene que envidiar a la famosa obra del Fantasma de la Ópera. El Liceo de Barcelona, ha superado con éxito, al menos el vestíbulo de entrada, la escalera y el mismísimo Salón de los Espejos, varios catastróficos embates.  Aludo estas partes, pues aun esta el mismo mármol del piso y las escaleras, “blanco de Italia y negro de  Bruselas.”  Habiendo superado, una bomba y a dos incendios e incluyendo un derrumbe del techo y nada en apariencia, parece indicar que este fantasma sea especialmente molesto.
Aunque el enigmático personaje que se nos presenta, nos hace cuestionarnos: ¿Cómo puede habitar un fantasma, entre los muros de este famoso edificio? Tal vez la respuesta este en que, se dice que este teatro se construyó encima del cementerio de un monasterio… Pero la historia del fantasma no es lo que hoy nos ocupa. Así que allá él y su leyenda…
Pero situémonos en la historia y por supuesto, en el tiempo y más concretamente; durante la Primera Guerra Carlista en el siglo XIX, entre Carlos María de Borbón, infante y, hermano del rey Fernando VII que nunca entendí, lo del “deseado” ya que le encajaría más, “el traidor” pues entregó a su padre Carlos VI a Napoleón. Vamos, cosas propias de Borbones. Su esposa María Cristina, aquella de la copla de: “María Cristina me quiere gobernar y yo le sigo la corriente…” Que fuera regente al nacimiento de su hija, Isabel II por la sucesión de la corona.
Este rey, asumió nuevos retos, adelantándose a su tiempo, al publicar la Pragmática Sanción, una ley que derogaba la ley Sálica y le salió, como anillo al dedo, pues su mujer tuvo una hija y así aseguró la continuación dinástica en la persona de su hija, con la madre como regente. El Liceo nace con Isabel II como reina de España y cuando fue instada a su colaboración, para el engrandecimiento de la opera en su país, alegó, con animo de no participar, que a pocos metros, en dirección al mar, estaba el Teatro Principal. Hoy como pude apreciar cerrado y sin síntomas aparentes de restauración y menos de próxima apertura.  
Durante la que luego, fue llamada “La Semana Trágica,” uno de los conventos que quemaron, fue el Convento de los Trinitarios, en medio de la Rambla de Barcelona, qué al parecer tenía una bonita cripta con los cuerpos de los monjes.
Ciertamente la polémica figuró, como una constante en la historia del Liceo, desde sus comienzos, rivalizó con el antiguo Teatro Principal, hasta entonces el teatro más importante de Ópera de la ciudad, estaba justo al lado y no llevaba bien una competencia tan directa. Pero el Liceo se promocionó con el dinero de los burgueses catalanes, sin intervención de la corona, siendo la excepción del resto de Europa. La peregrina respuesta de la reina, a la hora de ser invitada a formar parte del accionariado, fue un revés de mano a la burguesía catalana y que tuvo una clara respuesta, que aun hoy es palpable a simple vista, no hay en el Liceo, “Palco real,” cosa que como republicano me alegra. Durante la revolución de 1868 una multitud asaltó y robó el busto de la reina Isabel II, situado en la escalera principal. Fue realmente representativo, porque lo arrastraron por las Ramblas hasta tirarlo al mar. Hoy en la parte superior de la escalera principal, se encuentra una escultura de la “Musa de la Música,” obra de Venanci Vallmitjana. Fue colocada en 1901. El busto de la reina, fue sustituido por esa alegórica escultura, eliminando así todo vestigio real en el teatro.
El Liceo tiene su origen, en la Sociedad Dramática de Aficionados, instituida en 1837 en el antiguo Convento de los Trinitarios, por miembros de la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de la época de signo liberal, bajo la iniciativa de Manuel Gibert. La parvedad de establecer un “conservatorio de música en una Barcelona,” ciudad esta, que vivía en plena expansión económica y demográfica, propició en 1838, su conversión en el Liceo Filarmónico Dramático Barcelonés de S. M. la Reina Isabel II, que añadía al cultivo del teatro, el del canto y la música a la italiana. El nombre primitivo, fue un gesto, que como dije anteriormente no fue correspondido por la corona y ya conocemos el resultado.
El Liceo al igual que la Scala de Milán, sin ánimo de hacer ninguna comparación, pero casi ha sido una constante en la mayoría de los locales de espectáculos públicos, si es incuestionable que vivió luctuosos sucesos que afectaron al edificio. El primero empieza con el incendio del 1862, que destruyó la zona de butacas y el escenario. A ciencia cierta, no se conoce el motivo por el cual empezó el incendio, pero sí, que tuvieron que remodelarlo totalmente a raíz de este suceso. Corre la voz y citan algunos autores, que durante la retirada de escombros y cenizas se encontró un fragmento de papel que decía: “Soy un búho y voy a solas, si lo volvéis a levantar, lo volveré a quemar.” La remodelación tardó tan solo un año y tres días, los accionistas tenían prisa y aunque no había un seguro que respondiera a la catástrofe, ni administración publica, pues era íntegramente de iniciativa privada. Sí, se hizo muy rápido, para la época…
El segundo desastre irrumpe de mano de la política, el movimiento anarquista tuvo a finales del siglo XIX su mayor esplendor en el Levante español, consiguientemente Catalunya no iba a ser memos. Y esta vez, actúa con perdida de vidas humanas. Ocurrió en el Liceo, pues de él, estamos escribiendo y vino de la mano del anarquismo, y provocado por Santiago Salvador, un anarquista convencido y practicante, que en 1893 tiró dos bombas en la platea causando 20 muertos, habiendo estallado solo una. Él lanzo la bomba desde lo que vulgarmente llamamos “Gallinero,” pero la intención era dañar a la burguesía, pues, ese era el enemigo a batir. 
Tiempo más tarde, a principios del 1936, el Liceo fue expropiado por el Gobierno de la República, convirtiéndolo en un teatro público y se llamó el Teatro Nacional de Catalunya. Pero en la dictadura de Franco que volvió a sus antiguos dueños, fue un acto de acercamiento del asesino dictador a la sociedad capitalista catalana, que recibió, pero nunca con el agrado que se esperaba desde el franquismo.
Este Teatro tuvo su particular proyecto de financiación, mediante acciones mercantiles, que soportaban la propiedad privada de buena parte de los palcos y las butacas del Liceo, dando lugar a la “Sociedad del Gran Teatre del Liceu,” conocida en su ámbito como “Sociedad de Propietarios,” la cual, desde 1855, se convirtió en responsable única del Liceo al separarse jurídicamente del “Conservatorio del Liceo.” Esta situación fue desde el principio  hasta 1980, creándose lo que se llamó el “Consorcio del Liceo.” Que se hizo cargo de su administración, gestión y explotación.
La última de las tragedias vividas por el emblemático Liceo, fue el incendio del 31 de enero de 1994, que destruyó la sala y el escenario, causando un impacto emocional extraordinario en la sociedad catalana e hizo replantearse, el modelo jurídico y administrativo de manera radical, así como la propia existencia del Teatro. Finalmente, se hizo necesario un nuevo planteamiento jurídico con miras a su titularidad pública: “Se creó la “Fundación del Gran Teatre del Liceu en 1994, y la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hizo la cesión de la propiedad al Consorci del Gran Teatre del Liceu, integrado exclusivamente por las administraciones públicas.”  Cesión ratificada en 1997. 
Tras el incendio de 1994, se tomo como preámbulo de la reconstrucción, un existente proyecto de Reforma y Ampliación de Ignasi de Solà-Morales i Rubió, arquitecto barcelonés y profesor universitario, que databa de 1986, al que se adicionaron, en 1988 Xavier Fabré y Lluís Dilmé. Con ello se realizó la reconstrucción,  del nuevo Liceo conservando una fiel apariencia al anterior, pero dotado de una infraestructura técnica muy avanzada y ampliada con los solares vecinos de la Rambla, calle Sant Pau y calle Unió. En definitiva abrió sus puertas el 7 de octubre de 1999. He podido constatar; leyendo documentados de expertos en la materia, que hubo  siempre una fiel reconstrucción de la Sala y el escenario, que había quedado totalmente destruido por el fuego y que a pesar de ello ha permitido varios cambios y mejoras.
Quiero destacar que este último incendio se provoco por saltar chispas sobre el telón y el incendio fue voraz y muy pavoroso y rápido. Dándose la circunstancia que el fuego provocado, en forma de chispas, era para colocar un telón de acero que impidiera la propagación del fuego, si así se daba. Otra de las extrañas circunstancias que ayudan a reavivar el fantasma.
El conjunto de la Sala y el escenario disponen actualmente del equipamiento técnico necesario para satisfacer ampliamente las exigencias que presentan las producciones operísticas. Así como las técnicas más avanzadas en seguridad y los materiales son ignifugos.
La Sala de los Espejos, antiguamente se le llamó “El vergel.” Este lugar en las dos ocasiones de incendio fue salvado y rehecho cuidadosamente, el salón, con los nuevos frescos en el techo y los entremetidos textos referentes al arte en su conjunto y la música particularmente, lo que hacen la parte alta de las paredes, un espacio donde se conserva, intacta, la ambientación del antiguo Teatro del Liceo. El escenario del Liceo es el área más grande de todo el conjunto del Teatro y el núcleo alrededor del cual se organiza todo el edificio. Es, por decirlo humanamente, el corazón de una gran torre escénica, que se eleva 40m por encima del nivel de escena y se hunde 24m por debajo de este nivel.
He tratado de ir enseñándoles el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, a grandes saltos, tanto de su historia, como de la historia de su tiempo, sus tragedias, sus particularidades más características, sus luces y sus sombras y las luces y sombras que toda sociedad tiene, pero he tratado de resumir lo que un amable e entusiasta guía, nos fue narrando en el escenario natural y más fiel posible, si tenemos en cuenta la historia del representativo lugar, lugar que por si solo, no tiene nada que envidiar de cualquier otro y del que salí encantado y con ganas de volver…

Cecilio Urgoiti


sábado, 6 de enero de 2018

Para ti; hija


Hilda Urgoiti Farrais


A menudo escribimos de los demás, con mucha más soltura que cuando tenemos que hacerlo o; sobre nosotros o; sobre los seres próximos y más aun, cuando el ser, es una hija, en la que te has recreado y esmerado, para que sea ella, no buscando ser imitado y menos que copie de uno, solo buscando que su desarrollo le lleve a vivir en plenitud su vida y su hacer diario. Si así, no lo hemos hecho, nos habremos equivocado, pues soy conciente que de lo contrario influiríamos en una vida, aunque el mero hecho de la cercanía, va imprimiendo carácter de los unos a los otros, pero son necesarios, pues siempre se necesita de la ayuda del mayor mientras uno no se puede mover por sus propios medios…
 Lo cierto es que cada vida es de cada uno y que ninguna es nuestra, salvo la de cada uno de nosotros. Pero dejando a un lado ese término de pertenencia y, que lo he querido utilizar, para afirmar la independencia de cada ser, por el mero hecho de “ser.” Concebir el amor, es algo difícil a la hora de manifestarlo y más aun, de que se pueda entender plano e igual, en cada uno, como seres diferentes, sentimos diferente y de ahí, que cada manifestación se presente de diferente forma, aunque a cada uno, se nos muestre, como el mejor de los regalos y le concibamos lo más maravillosos que nos da la vida. Una mezcla entre instinto, esencia, mente y corazón, que hacen que cuando te miro a los ojos, lo único que quiero y me exijo, es protegerte y darte lo mejor que puedo dar.
Al llegar a nuestra vida, a la de tu madre y a la mía, todo dio un verdadero vuelco, todo cambió. Disfrutarte cerca, ha sido la recompensa mayor que la vida me ha dado. No hay un instante del día, en que no piense en ti, en que te extrañe, en que dé gracias al universo por tener la posibilidad de decir que ser tu padre, me ha llenado de entidades buenas. Contigo he vivido en una montaña rusa de emociones, que me ha hecho sentir amor hacia ti, en cada instante desde el nacimiento, obviamente olvidando los enfados, que haberlos, los ha habido, pero siempre fugaces y pasajeros...
Me gustaría poder colmarte de todo lo bueno de este mundo, pero me temo que juntos, mientras podamos vamos a tener que ir separando lo que es bueno y lo que es malo y al mismo tiempo, ir aprendiendo a distinguir lo uno de lo otro, la clasificación que hoy hay, no es lo suficientemente correcta, para darla por valida, así que nos queda mucho trabajo que hacer. Sé que la vida, más por viejo que por cualquier otra cosa, está llena de avatares, alteraciones, sin sabores… Vamos que no todo es un camino de rosas. A los que yo no podré preservarte, pero tienes que saber, que al final del día, todo estará bien. No debes olvidar que las lágrimas, también, son parte del devenir que tienes que vivir para seguir creciendo, fortaleciéndote y ayudándote a tu vivir diario.
Si algo me preocupa es saber que no siempre podré estar a tu lado, para servirte de ayuda y levantarte cuando te des un traspié, pero también se y ello me da seguridad, que siempre estas ahí; para tu, igualmente ayudarme a mi. Cuando te rías tan fuerte que tu carcajada se sienta al otro lado del mundo, recuerda que yo te voy a estar oyendo.
Te queremos tanto tu madre, como yo, que queremos, que sepas que puedes contar con nosotros, pues ser padres, entiendo que es algo que se adquiere al nacer el hijo y acaba al acabar la vida… Y además no hay mayor dicha en mi vida, que hacerte saber, que aquí estamos, también y mucho para ti, para quererte, para poner nuestro hombro cuando quieras llorar, para darte un abrazo y para tratar de aconsejarte, si así lo deseas, pues nada se ha de imponer, tu eres libre y como tal has de actuar.
Te quiero tanto que de solo pensarlo me emociono. A veces no sé cómo contener tanto amor. Experimentar la sensación de poder dar hasta la vida por otra persona es algo magnánimo, y me regalaste poder sentirlo por ti. Solo espero haberte criado bien y pensar que lo darás todo por seguir tus ideales, por contribuir en este vida que te ha visto crecer. A saber agradecer con humildad las cosas buenas que te pasan, a mantenerte siempre creativa, a tratar de alcanzar todos tus objetivos, a pensar siempre en que existe otras personas a las que le afectan, tus acciones y a superar con fuerza las adversidades.
Te voy hacer un ruego y es que con los años, te vayas llenando de paciencia, pues aparte de las manías propias de cada uno. Los viejos, aparte de los achaques, no volvemos majaderos, repetitivos y por que no decirlo pesados, pero es la única condición palpable que has llegado a la autentica mayoría de edad. Este último punto y aparte, soy conciente que no hacia falta, ni decirlo, ni recordarlo, pues de siempre, incluso de pequeña has vivido preocupada, por si algo nos pasaba. Sabes que te queremos infinitamente y vive con la recomendación que te imponemos, casi como una exigencia y que queremos, que cumplas a rajatabla; tan solo siendo feliz, pues la vida corre y no para, solo hay que vivirla, con la mayor de las solidaridades que tus circunstancias te lo permitan, es bueno dar sin esperar nada por ello.
Sabes que te queremos y aquí estamos, el mayor de los besos…

Cecilio Urgoiti