Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Cirilo es un fantasma muy castizo


Silueta de fantasma

Esta es la historia del espectro, que deambula por la Plaza Mayor de Madrid. Muchos dicen haberle visto, pero datos, lo que se dice datos, pocos tenemos, más bien son habladurías y con eso y la creencia popular, empezamos:
Se dice que fue víctima de una “ejecución,” en el siglo XVII. Poco tiempo después de aquel vil acto, muy probable ejecutado por la “Santa Inquisición,” ironías de la propia iglesia católica, santificando a los mayores ejecutores de muerte, cuando la doctrina del que dicen seguir da vida. Pero como todos los fantasmas este no va a ser menos y son muchos, los que aseguran haberlo visto
Lo cierto es que por donde ahora rondan los turistas, en busca de los “bocadillos de calamares” y de ese “Coffee with milk” que la Botella quiso; que pasara a la historia de la emblemática Plaza. Donde cada diciembre próximo a la Navidad, aficionados de los belenes, compran allí las consabidas figuritas, así como el resto de los adornos típicos de las fiestas. Por cierto, yo pienso que en esa Plaza se vende más vino y cañas de cerveza que el café con leche, pero esa gente se deja asesorar por los amigos, más que por los conocedores, de tal forma que el dinero no salga nunca de su vicioso circulo.
Pues hace tres siglos, en donde ahora hay lo que hay, solo había ejecutores de sentencias de muerte, que solo podían venir, de la corona y de la iglesia católica, pues las otras practicas religiosas estaban prohibidas o habían sido expulsadas, como los judíos, que aun hoy, sus descendientes guardan las llaves de las que fuesen sus casas. Los otros moradores o transeúntes de la plaza, eran fallecidos, los cadáveres que la “justicia terrenal o divina, dejaba y además “sangre,” mucha sangre, es que se ejecutaba a destajo.
Hasta 1765 este lugar de la Madrid se catequizó y en el fue donde eligió la Inquisición, para “liquidar a los infieles.” Cientos de personas exhalaron su último suspiro, con los soportales y el suelo empedrado, como postrera visión, si es que el sollozo, tras la tortura te dejaba ver algo o más bien, lo que pedías, era acabar con tanto horror y dolor. Fue tanta, la defunción que rodeó a esta plaza, que son muchas las patrañas, quimeras o cuentos de fantasmas, que aun hoy se vislumbran. Ahora bien, por encima de todos, se halla la de Cirilo. El “fantasma oficial” por antonomasia de la Plaza Mayor. Corre en esa zona cerca de el Madrid de los Austrias, una leyenda que dice: Que quien no ha visto a Cirilo, no ha estado cenando en la Plaza Mayor o sus alrededores.
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, las ejecuciones en la Plaza Mayor de Madrid, eran, por así decirlo, el espectáculo más común y más barato de la época, era si lo llevamos al romano paladino, “el pan nuestro de cada día.” La comidilla diaria, inscriben: “…Que el patíbulo se situaba en el Portal de Pañeros, si eran ejecutados mediante garrote. Los que morían en la horca, eran colgados frente a la Casa de la Panadería, mientras que en la Casa de la Carnicería morían los ajusticiados mediante hacha, por decapitación.”
Los vecinos de la hoy cordial plaza, no tardaron en popularizar historias, que tras el boca a boca, nos ha ido llegando, hasta nuestros días, sin olvidar las narraciones escritas sobre esa parte de la negra historia de la “Santa Inquisición,” así como mucha de la narrativa picaresca de aquél momento. Mucho se dijo, sobre los lamentos, gritos y crujir de cadenas, que se oían cuando llegaba la noche y las comitivas funestas, obviamente en “pasatiempos” como estos nuca faltaban espectadores, los habían a cuerpo gentil, los que más tendrían que ocultar y otros a hurtadillas.
En un país como este, donde la comidilla diaria es el hablar y el ser protagonista en todo, vamos que somos muchos los que nos colgamos medallas, incluso sin saber el porqué. Así las cosas, los fantasmas de la Plaza Mayor iniciaron su andadura y formaron el elenco de la memoria colectiva de los madrileños en aquellos tiempos. Por lo que sea, siempre hay una que destaca, sobre el resto y el papel le toco jugarlo a Cirilo que, al parecer, tiene la tradición de asomarse, ya entrada la noche, a aquellos tardos que atraviesan el lugar a altas horas de la madrugada. Lo cierto es que esto siempre ocurre cuando ya casi, no queda nadie, bajo los soportales y entre, lugareños y turistas, unos van bebidos y otros huyen corriendo, por miedo a “perder” sus pertenencias. Comprenderéis que no es tarea fácil, hallar testimonios fidedignos. Cuentan las leyendas, que haberlas ahílas, que fue Cirilo, uno de los primeros ajusticiados y en cierto modo, es el que debe recibir de ser el fantasma de mayor renombre del lugar en cuestión. Todavía hoy, de vez en cuando, alguien se acuerda de Cirilo al ver una sombra o un haz de luz que pasa por la Plaza Mayor. Y que coste, que esos actos reflejos, que puedan darse, no son de ignorancia, que también, sino que es sano veces recordar las leyenda y con ellas parte de nuestra historia. Los fantasmas serán figuraciones o ¿no? pero matar, por no creer en lo impuesto por la Iglesia oficial y verdadera, si que se hizo y fue mucho y sin más sentido que subyugar al creyente y por ende, al pueblo desde en ámbito coronado.


Cecilio Urgoiti 

viernes, 8 de septiembre de 2017

Allende un socialista marxista

Aunque con polémica,se afirma que esta fue la última foto de Salvador Allende antes de su muerte

  El 11 de septiembre de la reciente historia mundial, tiene de forma muy señalado un terrible acontecimiento terrorista, el más trágico, acaecido en Nueva York. El atentado a las Torres Gemelas. Fue ese un atentado que todo el orbe conoció directamente, tal como se desarrollaba y eso dejo huella en las retinas de los telespectadores, de tal forma, que cuando llega esta fecha es obligado recordar y vivir, no ya solo por nosotros mismos, sino también por el despliegue mediático que se ocasiona. Vaya desde aquí mi respeto a las victimas de ese día y mi entendimiento al citado despliegue informativo.
Ahora bien, esa fecha no solo tiene unos solos actores en la ciudad estadounidense, sino, que han sido muchos, los que se han visto olvidados o relegados a pequeños espacios de difícil localización. Ese mismo día pero del año 1.973 se suicidaba el autor de este su último discurso. "La historia es nuestra y la hacen los pueblos" (...) ¡Trabajadores de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirá de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!" (...) "Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que por lo menos será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición." Efectivamente Salvador Allende. Médico cirujano y político chileno, socialista marxista, presidente de la República de Chile en el periodo 1970-1976, que no alcanzó a completar debido al golpe de estado de 1973.
Allende tuvo una oposición cruel y sin la ética política que se espera en democracia, pero contó con la ayuda de la ciudadanía de los sectores populares. Este apoyo se manifestaría palmariamente en las elecciones parlamentarias de 1971 y las municipales de 1973.
Trabas económicas dividieron a la sociedad chilena, tomando Allende disposiciones que sirvieran para incentivar el diálogo y potenciar la negociación. La derecha recurrió al golpe de estado militar contra el presidente. En junio de 1973 hubo un primer intento de golpe, llamado "El Tancazo", pero las fuerzas leales, encabezadas por Carlos Prats, lograron dominar la situación. El 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet encabezó un golpe militar, durante el cual bombardeó el palacio de la Moneda, sede del gobierno. Salvador Allende rechazó las exigencias de rendición y se quitó la vida, suicidándose, pues entendía que así amparaba su cargo, pudiendo salvar la presidencia, que no su persona y dándole prestigio a la política chilena y entregando un ejemplo de consecuencia y convicción democrática y socialista. Dejó dicho también: "Algún día América tendrá una voz de continente (...) la voz del pueblo, dueño de su propio destino".


Cecilio Urgoiti