Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

sábado, 11 de febrero de 2017

A Jaime Rodríguez Quintero; “Jaime el nuestro”

Jaime Rodríguez Quintero



Todos los que hemos leído a, “El Conde de Montecristo” sabemos que es la fascinante historia de un hombre bondadoso, cordial, afable, bueno y, entre otras muchas cualidades, honrado que, es víctima de una descomunal sucesión de traiciones, que casi arruinan su vida. Sin embargo, su sed de venganza, su paciencia y su astucia cambiarán el signo de esta historia de Alejandro Dumas Senior. Jaime Rodríguez; si fuese el protagonista de esa historia, hubiera cambiado la segunda parte, de la historia del Señor de Montecristo. Pues de Jaime podemos decir las cualidades anteriormente citadas, pero si intentáramos atribuirle la venganza como maldad que es, fracasaríamos, Jaime es todo un “caballero,” por encima de Doña Lourdes, a la que un día le pregunte si le conocía, negándome todo conocimiento de mi buen amigo Jaime. Yo aquí voy actuar; como actúa el Imán de una Mesquita… Sabido es que los no creyentes, tienen prohibida la entrada en esos recintos “sagrados,” pues al ser pecadores “contaminan,” el santo lugar Así que, al intentar entrar te preguntan si eres creyente, con eso el Imán salva su reputación ante Dios, pues si mientes, mientes tu y no él y por tanto, Jaime, es un autentico caballero.
Todas las personas nacemos de un hombre y una mujer a los que llamamos padres. Ambos forman parte de nuestras vidas y no me refiero sólo a un hecho biológico, el ser humano es más, razona. El padre y la madre están presentes en todas las etapas de nuestro desarrollo, estén físicamente presentes o no. Mi amigo Jaime, por  un motivo o por otro, siempre les tuvo, tiene y tendrá presente e hizo lo posible, a lo largo de la vida de ellos, de tenerlos con él, al final hasta en su casa, en la casa de su mujer y suya, también hubo una época que, vivía la madre de su mujer… esa condición nos permite decir, sin equivocarnos, que reúne la indiscutible cualidad de ser un hombre bueno. Permítaseme un sombrerazo, a su destacada labor familiar.
 “Lo que le quitamos a los padres, (al nacer)  nos lo quitamos a nosotros mismos.” Esta frase me la dijo, hace años, en el trascurso de una conversación sobre la genética y lo heredado de las enfermedades, pero también de lo sano, que tenerlo lo tenemos. “Yo tomo a mi padre como persona, tal como es  sin cambiarle nada”. Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares dice: “Tomando a la persona que es mi padre, tendré su plenitud en mí.” Probablemente aquí pueda quedar reflejada la personalidad de Jaime, que durante toda su vida o más bien la vida de sus hijos ha sido, una gran preocupación en busca del bienestar de ellos, sus estudios y su confort, así como el de los nietos, a los que idolatra.
Todos tenemos vicios y él no escapa de ello, comprar cámaras fotográficas y no cualquier cámara, para él, pensando en ellos, sus hijos, podríamos decir que casi es constante, con ello no digo, que las “maquinas de retratar,” término en desuso y en vías de extinguir, que tengan, que son muchas, no solo las ha comprado Jaime, sino ellos y digo esto, pues cuando bromeamos sobre el tema, el siempre pretende dejar claro, que las más caras las compran ellos. El publicista estadounidense, Michael Levine dice: “Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista.” Estoy seguro que Jaime Rodríguez Quintero, no es ni buen, ni mal pianista, simple y llanamente, no lo es. Pero si puedo afirmar que es tan buen padre y abuelo, como lo fue su abuela con él, cuando él, de niño, recibía diariamente jamón serrano que su abuela le traía del Mercado, es que Jaime de siempre fue melindroso, pero con “i,” como me gusta a mi decirle. Permítaseme otro sombrerazo a su generosidad, hecho que no solo practica con su familia, sino además con todos nosotros, siempre.
Ser el primogénito en la mayoría de los casos no es fácil, pero Jaime; por así decirlo, era el primero y el último y de esa manera la cosa cambia, no tienes que velar por los pequeños, de tal forma que todo va directamente a ti. Por lo que se, su padre era un hombre perfeccionista, exigente consigo mismo, muy firme y lleno de afabilidad y generosidad. Al mismo tiempo y en la misma medida, Jaime siempre vio a su padre, tal como fue; un artista, afamado acuarelista y profesor de pintura y un luchador en pos de la clase obrera en CEPSA donde trabajaba. La vida de Jaime, empezó así a fluir, a tener sentido, a ser brillante en los estudios, a relacionarse con el entorno, tanto de la Escuela Comercio, él es Profesor Mercantil y al poco tiempo, de terminar e intentar ser locutor, primero de radio y luego de TV, entra en las relaciones comerciales, que le vinculaban a la medicina y a las industrias farmacéuticas y estudia “Dietética y Nutrición” y su vida se desenvuelve en ese entorno, hoy como yo; jubilado y hombre de bolsa, cuando no la del pan, la de la basura y en más ocasiones de las debidas la de un regalo, que hace con asiduidad a los amigos. También es nuestro “medico” al que siempre acudimos en busca de consejo, que tras darnos el parecer, nos remite al medico de verdad…  
El escritor Dan Brown, autor del Código da Vinci dijo: “Ningún amor es más grande que el de un padre por su hijo”. A Jaime se le conoce, allá donde hables de él, como un hombre cariñoso, trabajador, divertido, responsable, honesto, sencillo y leal a carta cabal, pero ver el amor y dedicación que tiene con sus nietos, siempre me tocó mi corazón, en dos sentidos y ambos, de un modo especial. Lo buen abuelo que es y la dedicación que ejerce con ellos, abandonando todo lo suyo, claro que para ello, tiene su cómplice. 
El orden natural, nos dicta categóricamente, que un buen hombre puede ser un buen marido y que se puede transformar en un buen padre. De lo de padre algo he dicho y de abuelo también, pero de esposo he esperado para el final, pues si merito tiene él doble o triple tiene ella, Sita, nombre familiar, ella es un encanto en el trato, una mujer de pronta sonrisa en el trato y puedo garantizar, que nunca forzada y es una señora muy amable, de la que cada vez que llamo a su casa, en busca de Jaime y ella hace acto de aparición, la charla afable se de, dejando en mi una agradable sensación de buena relación. Si a Jaime al principio del presente escrito le achaque el cuidado de los mayores, ella fue responsable de la parte más importante y si tuviera que dar un porcentaje a cada uno, me acogería al derecho de permanecer en silencio, pues no tengo capacidad para valorarlo, eso si, son, como decimos por aquí: “Muy buena gente.” Permítanme que ahora, el sombrerazo sea para los dos, así como mi mayor respeto a ambos. Sabed que se os quiere y mucho. 

Cecilio Urgoiti



PD: Este “intento de semblanza” de un respetado amigo, es fruto de un difícil trabajo, pues es mejor hablar de un hombre malo, que de un hombre bueno, pero pensaba en mi fuero interno, que tenia una deuda contigo y he tratado de cumplirla. He huido de la broma, “salvo en alguna cosa.” Lo escrito no ha salido de mi custodia, por tanto, para bien o para mal, es fruto de mi pensamiento, he dejado que sea el corazón el que me dicte y te retrate así… Se benévolo al leerlo.

8 comentarios:

  1. Este Caballero (como Doña Lourdes) si que es un "Bonachon) Y no como el boludo, jajaja

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    1. La intención no era quitarle el titulo a usted de bonachón, que lo es sino que ahora y siempre han habido dos...

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  2. Con el poco tiempo que lo conozco, puedo afirmar que es un buen hombre, estoy de acuerdo contigo, Cecilio.
    El boludo también es muy buena gente.

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    1. Muchas Gracias Maria José, en nombre de Jaime y también mio...

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  3. Bonita y tierna semblanza de "don Jaime".

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    1. Amigo Lalo, tu sensibilidad y delicadeza siempre se hace presente. Un abrazo buen hombre...

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  4. Cecilio, me has dado "trapo" a lo que sigue:

    Me imagino al buen amigo Jaime sonrojándose en la lectura sobre lo que piensas de él (que yo y al igual que todo el grupo y personas que le conocen compartimos) y concretamente en cierto pasaje que no quiero delatar.
    Y es por lo que quiero comentar que me agradan las personas que fácilmente se ruborizan, pues para mi denotan una cautivadora timidez y sana inocencia.
    Un abrazo para ambos del mismo anónimo.

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  5. Estimado "Anónimo:" Mira que te gusta enredar, incluso cuando en apariencia estas de acuerdo, vas y desacuerdas, para seguir siendo tu, pero, no solo en lo fundamental estas de acuerdo, lo estas en todo, tal como cierras tu aceptado comentario... Un abrazo.

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