Al 15-M
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Cecilio Urgoiti |
La
juventud esta, para llevarnos al abismo y, no dejarnos caer... Durante mucho
tiempo las labia de todos y todas, eran alrededor de los jóvenes, esto fue una
constante del 2008 en adelante o al menos dominantemente y, que no tenían
inquietudes, que solo estaban pensando en lo de ellos. Era verdad y pienso que
así tenía que ser. Recuerdo en una conferencia a la que asistí la siguiente
explicación que, en principio me extrañó, pero pronto caí en la cuenta de la
importancia de las palabras. Quien daba la charla era un profesor de sociología
y decía algo así, refiriéndose a la juventud e imitando a uno al azar “… Yo no tengo ganas. ¿De que es el
bocadillo? De tal cosa. Bueno me llevo dos.”
Lo que aprendí en aquel momento fue ese aparente desinterés que se
aprecia en los jóvenes y lo pronto que están a la hora de tomas la decisión.
Desde ese día me di cuenta que el Mayo del 68 había acabado y que rápido
surgiría un nuevo paradigma político, que sin enterrar aquel viejo eslogan de la Facultad de Ciencias
Políticas de la Sorbona,
raudo vendría otro a sustituir aquel, que tanto impacto en mi persona y que
dice: “El poder tenía las universidades. Los estudiantes las tomaron. El
poder tenía las fabricas. Los obreros las tomaron. El poder tenía la ORTF. Los periodistas la
tomaron. El poder tiene al poder. ¡A tomarlo¡”
El 15-M fue un nuevo despertar,
del que todo el mundo tomo nota de la actitud pacifica, que los jóvenes
españoles agrupados entorno a lo que también recibió el nombre de “Movimiento
de indignados” llevaron a la calle tras
una manifestación de varios colectivos sociales y empezaron a dar lecciones de
lo que era la democracia más participativa, más real y más necesaria. En ese
momento se decide acampar, en la
Puerta del Sol. Celebrándose asambleas bajo un eslogan “No
somos marionetas en manos de políticos y banqueros”. Esto que surge en España y
impulsado por los jóvenes mayoritariamente, a los pocos días se había penetrado
como un nuevo aire fresco y las plazas emblemáticas de muchas ciudades se llenaron
de casetas de campaña y constantes asambleas en la que las decisiones eran
tomadas democráticamente. Hoy seis años después, la Plaza de la Candelaria, lugar que
eligió S/C de Tenerife es conocido, en los movimientos sociales, como la Plaza del 15-M.
Tras la muerte del dictador y
después de muchas pantomimas, sin darnos casi cuenta y esperando otra
respuesta, nos habían vendido el concepto democrático vacío de contenido y
nuestra ceguera nos llevo a abrazar las farolas, como si todo fuera un camino de
rosas y no caímos en la cuenta, que las palabras de Torcuato Fernández Miranda: “De la ley a la
ley a través de la ley” eran un más de lo mismo, un “Todo esta
atado y bien atado”.
Solo cogimos el concepto, sin
saber bien lo que era la vida en democracia, lo que era la división de poderes,
la importancia de una justa ley electoral, la dignidad, la ética, el valor de
los referéndum a la hora de las tomas de decisiones, los controles a los
políticos a los que habíamos colocado en pedestales como si divinidades fueran.
Esa fusión Estado Iglesia católica que aun el pueblo reverencia, más por
desconocimiento y carencia de formación que por propia devoción. Mientras la
corrupción política caminaba de una forma galopante, llenando bolsillos de
políticos de todo signo y color, así como un necesario y nuevo sistema
constitucional.
A los jóvenes, de los que me fío. El
mundo es de vosotros, preferentemente vuestro, pero también nuestro.
Cecilio Urgoiti
A los jóvenes, de los que me fío. El mundo es de vosotros, preferentemente vuestro, pero también nuestro.
ResponderEliminarMientras la corrupción política caminaba de una forma galopante, llenando bolsillos de políticos de todo signo y color, así como un necesario y nuevo sistema constitucional. ---- Sugiero cambies en esta frase al final "mientras al pueblo le urge un nuevo sistema Constitucional al estilo de SUIZA para tener el PODER que le robaron en 1978. (mas o menos supongo ibas por ahí)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario... Salud, República y Laicismo.
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