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Bakunin |
Anarquismo versus Nihilismo
Ni dios, ni patria, ni rey… “Anarquista es,
por definición, aquél que no quiere estar oprimido y no quiere ser opresor;
aquél que quiere el máximo bienestar, la máxima libertad, el máximo desarrollo
posible para todos los seres humanos. Esta es una definición de Errico
Malatesta, del que resalto también esta frase: “Puesto que el anarquismo no es
únicamente una filosofía, un sistema, un método, una actitud, sino que es
además ante todo una vida y una actividad, el anarquista se encuentra
inmediatamente en contradicción violenta e inevitable con el medio social.”
El pensamiento central del anarquismo
se basa en la negación de toda autoridad pública o privada, aunque hay que
tener en cuenta que solo, con lo dicho, se cubre una parte de esta enredada y
diversa ideología. Pluralidad que se expresa en las distintas tendencias de los
teóricos y de los líderes del movimiento anarquista y en los diferentes
vocablos, con los que se inviste a sus partidarios, así: anarquistas, ácratas,
libertarios e incluso, librepensadores o los del “falasterio.”
En unas Indagaciones acerca de la
justicia política, realizando una crítica contra toda forma de organización
política; Guillermo Godwin (1756-1836) al que se le considera, el primer
teórico del anarquismo. Para Godwin el
ser humano es innatamente bueno y sólo “la sociedad corrompida por el Estado lo
corrompe a su vez.” Sus tres principios más estimables, fueron: “Su fe en el
progreso, su confianza en la bondad innata del hombre y la discrepancia hacia
el Estado, como sostén de la vida política.” Ahora bien, fue Proudhon, quien
negó incisivamente cualquier forma estatista de gobierno, al ser capaz de
influir, concisa y muy directamente, en la persona más distintiva, del
movimiento anarquista del siglo XIX, Mijail Bakunin (1814-1876).
Releyendo las anotaciones y varios de los
escritos anarquistas y en especial a Bakunin, vemos inequívocamente, una inclinación
moral, que nos llegaría a entender esa preocupación en la que exalta, la
libertad del individuo, concebida socialmente, afirmándolo en esta frase: “Sólo
soy verdaderamente libre, cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres
y mujeres, son igualmente libres.” Expresa asimismo, un ateismo radical,
que rechaza la Iglesia como institución, pero consiente en la
sociedad, la pluralidad de cultos, estimando la religión un reducto de la
conciencia y por tanto de la libertad individual. Sin embargo, ensalza y da,
como instrumento de cambio social, la educación popular. Este ideal educativo
inspira la actividad de muchos anarquistas, que difundieron las ideas por medio
de la propaganda oral entres las poblaciones analfabetas…
Desde el punto de
vista social y sobre todo político, Bakunin enfatiza tres ideas, que seran la
base de su pensamiento. La eliminación del Estado, visto siempre como
instrumento represivo. La desaparición de los ejércitos, totalmente
innecesarios al desaparecer los Estados. Y por último la “Creencia en la
revolución campesino,” hecha desde abajo, por las masas, de manera espontánea.
El anarquismo
contempla por principios y como fundamento; “…el rechazo de todo poder.” Su flamante
sociedad, sin Estado, sin poderes institucionales, se establecerá sobre comunas
autónomas, organizadas como pequeñas células, en régimen de autogestión, que
elegirían por sufragio universal de sus componentes, a sus gestores y que
podrán federarse o separarse libremente de otras células similares. Obviamente
tras una decisión colegiada en referéndum o votación mayoritaria de los
miembros en Asamblea.
En estas comunas,
la propiedad será colectiva, la eliminación acompasada de la propiedad privada,
debe iniciarse por la supresión también progresiva del derecho de herencia.
Llegando a un objetivo básico, todo es de todos y repartido con equidad. El
ideal del anarquismo es una sociedad de hombres y mujeres absolutamente libres,
“que no obedecen más que a su razón.” Su ponderación de las pequeñas células
autónomas se sitúa en contra de los resultados de la Revolución Industrial, en
la que se producen grandes concentraciones de población, y donde resulta
imposible este ejercicio constante de la soberanía por la base popular.
El llamado “anarco-colectivismo de
Bakunin,” que supone en principio, la colectivización de los instrumentos de
trabajo, el capital y la tierra, pero no de los frutos, “a cada uno según su
trabajo.”Fue reformado en varias ocasiones, quedando muy próximo a la idea
socialista.
El anarquismo del
siglo XIX discurría que el campesinado y los sectores marginados de la sociedad,
eran la fuerza revolucionaria por excelencia y no al proletariado industrial.
Esta fue una contradicción que destaco desde el principio. De ahí su mayor
arraigo en los países y regiones de la Europa centro-oriental y mediterránea,
básicamente agrarios y poco industrializados. Sin embargo, en el Mediterráneo
español, se observa, un anarquismo rural en Andalucía y otro industrial en
Catalunya. También el anarquismo; refuta la organización de los obreros en partidos
políticos, apostando por la conquista del Estado y la implantación de
“gobiernos revolucionarios” aunque sean provisionales. Piensa, en definitiva,
que la revolución debe consistir en un proceso violento y destructivo, que
desde el primer momento debe tender a crear una sociedad nueva, de hombres y
mujeres absolutamente libres, sin Estado, sin instituciones y organizados en
comunas autónomas.
Para lograr esos
objetivos e implantar una sociedad anarquista algunos grupos y tendencias
anarquistas, no todos, fueron partidarios de la destrucción violenta del Estado
mediante diversas estrategias que van desde la revolución violenta y espontánea
a la acción directa o el terrorismo.
Es esta una breve
semblanza del anarquismo, donde además de mis aportaciones y apuntes he
recurrido a citas de autores autorizados, con el fin de dar fundamento. Eso si,
repito tan soloes una semblanza, como aperitivo de este ideario político, que
mantiene en Internet mucha documentación de fácil acceso.
Cecilio Urgoiti
Segunda Parte
El gesto amable del
anarquismo.
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Buenaventura Durruti |
Buenaventura
Durruti fue, si lugar a dudas, las figuras más apreciables y hasta hoy
respetada del anarquismo español y de su organización sindical CNT. Falleció a
comienzos de la Guerra Civil luchando en el bando republicano, al
frente, como líder de una formación miliciana, en la realidad, pero sin
perder ese preciado papel de compañero, que su etimología dice mucho de ese
término, compartir el pan. Su formación, es conocida por su propio apellido “Columna Durruti” sin que ello quiera decir
nada relacionado con ninguna connotación de propiedad o similitud alguna.
Al hablar del anarquismo,
considero de interés presentar brevemente el concepto de Falansterios, o
falanges, es así como se denominaba a las comunidades discurridas por el socialista utópico Charles Fourier. Se fundaban en la
idea de que cada individuo trabajaría de acuerdo con sus pasiones y no existiría
un concepto abstracto y artificial de propiedad, privada o común. Los falansterios son comunidades rurales
autosuficientes, que serían la base de la transformación social. Los
falansterios se crearían por
acción voluntaria de sus miembros y nunca deberían estar
compuestos por más de 1.600 personas, que vivirían juntas en un edificio con
todos los servicios colectivos. Todas las personas serían libres de elegir su
trabajo, y lo podrían cambiar cuando quisieran.
Charles Fourier, más que ningún otro
socialista utópico, trató de resolver todos los problemas de la sociedad
mediante la construcción de un elaborado sistema de organización social, en el
que toda persona, actividad o cosa ocupaba por anticipado un lugar bien
determinado.
Al morir Buenaventura, surgió en
Cataluña el grupo “Los Amigos de Durruti” instituido para salvaguardar sus
ideas, eran partidarios del insurreccionalismo revolucionario y contrarios a la
colaboración con la burguesía y con los sectores reformistas, que García Oliver
y de otros dirigentes anarquistas aceptaron, al tiempo que criticaban la
burocratización de la CNT y las maniobras contrarrevolucionarias del comunismo
estalinista. En cierto modo, extraña ese colaboracionismo con la República,
pero yo siempre vi en Durruti ese gesto amable en el hombre que antepuso la
defensa de la República y el estado legalmente constituido, ante la atrocidad
del golpismo, medio fascista, medio nazi que fue el franquismo. Sin temor a
equivocarnos, Durruti es una de las grandes reseñas del movimiento libertario
hispano y paradigma del revolucionario anarquista.
Existe abundante literatura sobre su
figura, siendo el estudio más significativo y, para mi entender la obra del
militante y estudioso del anarquismo Abel Paz, “Durruti en la Revolución
española,” publicado en numerosas ediciones, y sobre el cual, en 1998, el
realizador Paco Ríos realizó un documental con el mismo título.
Salud, República y
Laicismo.
Cecilio Urgoiti
Ni dios, ni patria, ni rey… “Anarquista es, por definición, aquél que no quiere estar oprimido y no quiere ser opresor; aquél que quiere el máximo bienestar, la máxima libertad, el máximo desarrollo posible para todos los seres humanos. Esta es una definición de Errico Malatesta.
ResponderEliminarDesconocia lo de Godwin y otras cosas de tu interesante escrito. Un afectuoso saludo. Laloguerra.
ResponderEliminarEs un placer tenerte como lector y más como amigo... Un abrazo
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