Un paso más a la Eutanasia
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Cecilio Urgoiti |
Mi condición religiosa, o mejor dicho,
mi carencia en la creencia religiosa, me llevan aseverar que “vivir sin vida;
es no vivir.” Mantener un ser vivo, por esa sola condición, de que ahí esté,
nos tiene, que hacernos plantear, si realmente hacemos bien o solo es, que la
creencia religiosa, afirma que se tiene un “alma” y ella no es tuya, sino del
dios de turno y con ello ya la hemos liado y llegamos al “opio de las naciones,”
que Ortega y Gasset nos refería.
Hace año y medio fui operado, a lo
largo del proceso y en intervalos de tiempo, del transcurso operatorio, oía las
palabras del equipo de intervinientes y allí y al salir y también durante
tiempo, me he cuestionado, ¿Si el mantenimiento de personas en inconciencia
medica, permite que eso ocurra? Vamos, que cuando alguien esta mitigado, tiene
momentos de conciencia y además al oír, sabemos que nos esta pasando… Aunque se
esta en un estado de bienestar, sin sentir ni dolor, ni placer que te hace
sentir al alrededor, como si flotaras en una nube de plumas, de tal forma, que
si ese fuere el fin, pues que venga.
El quebranto de la vida o el hecho, de estar
fehacientemente en la última etapa de esa vida, o sea cerca de la muerte. Es un
postrimero paso, que debemos superar, sin dolor según la ciencia de hoy, mañana
habrá otra método, para analizar y medir, si la vida de ese ser, esta en
condiciones de seguir o ahí acaba, por tanto me refiero a la actual realidad,
pues la decisión de la aplicación de la eutanasia, en este momento, no en otro
posterior. Lo cierto, es que desde siempre, ha sido una preocupación para el
ser humano, por racional, mostrándose a lo largo de la historia, en todos los
ámbitos sociales e incluso en la literatura, filosofía, en “el opio” de los
pueblos o en los propios fundamentos del derecho romano. De tal manera, que lo
ha sido todo. Es aquello que está combinado a la muerte del ser vivo o los
hechos que produce en el afligido pariente o en el que se ha presentado ante la
antesala, del fin de su vida o en otros, que tan solo pasan por allí o a unos o
a otros, les puede llegar el sufrimiento, el miedo, el dolor o la
indiferencia...
Los fenomenales adelantos que en los
últimos años, se han logrado en la investigación médica y en la generalidad de
las ciencias en particular e incluso, dentro las ciencias de la salud, han
tenido gran resultado en la sociedad y en su sistema sanitario primordialmente.
Ello, ha permitido una evaluación de los resultados y además, han servido para
adelantar diagnósticos, que antes eran impensables. Hoy en día, es posible
sanar dolencias, que hace muy poco tiempo no eran remediables, la edad media en
sociedades avanzadas, como la nuestra es elevada, las expectativas de vida,
tanto en mujeres como en varones, superan los 80 años, siendo las mujeres como
dos años más longevas. También ha de tenerse en cuenta, el descenso de la
mortalidad infantil. Estos datos hacen florecer y alentar el debate en asuntos
controvertidos para la sociedad, preferentemente de tendencia religiosa y/o de
bajo nivel cultural, donde, el tema ocupa un frontal rechazo a la eutanasia.
Si el ser humano no ha llegado a entender la muerte, como un
hecho natural e inevitable, estoy convencido que mucho menos lo hace, cuando
esa muerte se ha producido por un acto u omisión del propio titular de la vida
y peor aun, si el sujeto motivo del acto, lo hace con la ayuda de un tercero.
Yo la eutanasia, siempre la he tenido como un acto de valentía y de coraje, no
por rechazo al vivir, que probablemente también, si esa muerte la pudiéramos
contemplar, desde el valor de la decisión, seguro que dejaríamos muchos de los
prejuicios, que la moral y la ética social inculcada como valor de decisión del
ser supremo, que ha servido para subyugarnos y mantenernos humillados.
Entiendo que como único sujeto titular
de la vida, el ser humano, no tiene que verse obligado a tener que responder
ante nada y nadie de actos, que solo pertenecen a su voluntad y que están
estrictamente vinculados a su propia iniciativa. Si ese valor de adelantar su
final, es de de su intimidad en ella quedara y si necesitase de ayuda de un
tercero, debe haber un acto fehaciente del acuerdo de ayuda y además entiendo
que ha de ser desinteresado y no mediar ni pago y menos herencia en dudosa
situación…
Comprendo que pocas son las personas
que en normales circunstancias, practique la eutanasia, de hecho los casos son
aislados y legislar sobre ello, es legislar sobre realidades sociales y
necesidad de aclarar situaciones, que tan solo, es eso, lo que necesitan.
Cecilio Urgoiti
Si el ser humano no ha llegado a entender la muerte, como un hecho natural e inevitable, estoy convencido que mucho menos lo hace, cuando esa muerte se ha producido por un acto u omisión del propio titular de la vida.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con su planteamiento, enhorabuena por sus escritos, me interesan porque toca temas tabúes cuando son lo mas normal del mundo para un ser humano.
ResponderEliminarMuchas gracias, sus palabras son un alago a mis horas de entretenimiento y las agradezco
Eliminar. Por cierto puede usted tutearme, mi nombre es Cecilio, Buen día.
Con la iglesia hemos topado de nuevo, Cecilio, ponen el grito en el cielo porque una persona para dejar de sufrir y hacer sufrir a los que le rodéan, decide voluntaria y conscientemente dejar de vivir, decisión que solo a ella corresponde, ya que su vida es suya y no de ningún dios que la calenturienta imaginación humana pueda crear, y sin embargo, nada dicen de los innumerables crímenes que la iglesia ha cometido a lo largo de la historia, ni de los miles de asesinatos cometidos por su dios y en nombre de el, en su tan venerada biblia, que por cierto, la gran mayoría de de los creyentes no ha leido nunca, porque si lo hiciesen la desbandada sería enorme.
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