El objetivo ser felices
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Ese día habían dos invitados. De izquierda a derecha: Roberto, Nico (Inv), Sebastian, Guillermo. J. Luis, Jaime, Tony, Hugo, (Inv) y yo. |
Estas cuatro palabras que he tratado de ordenar precipitadamente, pero con mucho cuidado y solo pensando en vosotros, es mí tributo más respetuoso y sin ningún escatimo de cariño, a los miembros del Club Gastronómico.
Extraigo de la obra Ética a Nicómaco
de Aristóteles; “La felicidad es el fin último de todos los actos del hombre;
es independiente y perfecta. La felicidad no se comprende bien, sino mediante
el conocimiento de la obra propia del hombre. Esta obra es la actividad del alma
dirigida por la virtud… / …El tiempo completará estas teorías; no debe exigirse
en todas las cosas una precisión…” No es que el objeto que nos
planteamos haya sido busca de la
felicidad, pues entiendo que en cierta medida, en ella nos hayamos.
Más bien, lo que hicimos, es un tributo
a la amistad, que cada viernes hace que nos sentemos en torno a una mesa, hoy
aquí, mañana allí y pasado ya veremos o alguien propondrá y el resto
gustosamente aceptamos. Siendo conciente, que nos une el buen yantar y el mejor
beber, lo que nos lleva sentando a la mesa es la amistad, el respeto, el afecto
y el saber actuar como verdaderos amigos y haber comprendido que coexistiendo
en nosotros mismos, somos diferente. Ahora bien, buscamos un objetivo, ese rato
de felicidad y el bienestar, que produce el formar parte del grupo, al que un
día le llamamos simple y llanamente; “Club Gastronómico” y si así se hizo, bien
esta. No hay regla escrita, seria encorsetar la libertad de sus miembros,
utilizamos la “costumbre,” pero nuestra costumbre, que no deja de ser, un
fundamento y una fuente del derecho… Nunca hemos pasado de siete, sin
proponérnoslo y sin que se haya dicho, nada al respecto, pero es cómodo para el
traslado, para comer en la misma mesa y hasta para poder hablar o incluso sacar
el teléfono y enseñar del WhatsApp… Sabiendo que J. Luis protesta y si se
despista alguien se lo recuerda, también hay otro que dice que no se debe
hablar de política, antes eran dos, aun no han logrado callanos. Y si algo
faltaba, el “siete” es un número cabalístico y a mi es el número que me gusta,
por tanto miel sobre hojuelas. Lo cierto es que; somos siete y “somos como
niños, pero sin el como.” A la postre, el habernos unido ha sido una decisión
con un fin, crear cultura, pues todo lo que hagamos es cultura y hablar y
discutir de todo, es eso, hacer cultura, al menos nuestra cultura.
Leí hace ya tiempo: “Que el Universo
es el eco de nuestras acciones y pensamientos.” No he querido decir, que sea el
Club el ombligo del Universo, sino la humanidad, que luego va alguno y dice que
el Universo es él. Que el ser animal y el humano lo es y, hay veces que hasta
racional, es un ser que ha de vivir en compañía y de esa manera es, feliz,
colaborador, sincero, solidario, etc. Y también así ha podido obtener un
desarrollo integral, holístico, sustentable y esto no es cuestión de destino,
es cuestión, de elección. Pero de elección propia, no dada ni otorgada por nada
superior al propio hombre.
Nosotros nos reunimos con esa razón de
ser y de hacer, si nos miramos a nosotros, con fallos que los tenemos, se a
ciencia cierta, pues lo he consultado y lo he oído en varias ocasiones, que
esperamos los viernes, con la justificación de comer, pero con un certero
deseo, reunirnos y “meternos humorísticamente entre nosotros,” aunque Jaime
piense que es con él. Pero como todo grupo, que se precie, tiene su medico y
Jaime es el nuestro, es nuestro medico de cabecera, al que consultamos y
acudimos en ayuda, menos mal que no es Urólogo… Hay otro que si lo es, y se
llama igual, vive en Madrid y veces viene como invitado, pero no pasa consulta,
come mucha papa frita y me ha dicho un “pájaro de cuenta,” que ha alquilado en
el sur de la isla..
En la sociedad que vivimos hoy por
hoy, hemos experimentado nuestra razón de ser cambiante, todos los días
aparecen cosas nuevas. Nosotros por edad hemos conocido desde el arada hasta
sofisticadas maquinas que analizan lo que pueda estar ocurriendo a distancias
medidas en unidades luz, pero también existen prácticas generalizadas, que ponen
en duda normas de urbanidad, morales, de convivencia y de ética, entre otras.
La inversión de los valores humanos sacude a nuestros semejantes, tanto o más
que a nosotros mismos, pues no estamos fuera del sistema social que nos imponen
ese cúmulo de circunstancias, sociales, políticas y hasta, porqué no decirlo,
familiares. Pero esa no ha llegado a nosotros, lo que quiere decir, que
mantenemos unos principios ético y una conducta moral en el grupo, que permite
vivir totalmente unidos a creyentes y ateos…
Siete somos los actuales miembros, que
componemos el “Club Gastronómico,” hoy somos Guillermo, Sebastian, Jaime,
Roberto, José Luis, Tony y yo. No siempre hemos sido los mismos, alguno se ha
ido, sus motivos y razones en su momento plantearon, no seré yo el que airee
los pábulos que tal circunstancia le llevaron a tomar la decisión, fue en
exclusiva de él o ellos y por tanto, a él corresponde contarlo. Yo soy de los
que piensa que cuando en esta vida cierras una puerta, lo mejor que se ha de
hacer, es no volver abrirla.
Me resta dar las gracias a cada uno de
los actuales miembros del Club, me encuentro muy bien en su compañía, somos
diferentes en las formas, pero amables y respetuosos en el trato, con esas
exenciones que en toda comunidad hay, se que ahora miráis a uno. ¿Qué
equivocado estáis? pues yo pienso en dos, y es que yo me incluyo en ese ala
“revoltosa, juguetona, dicharachera y hasta ocurrente.” Obviamente, no estoy
diciendo que el resto formen parte de un velatorio, pero los habemos más
desinquietos y los hay más bonachones, como dice Roberto que, él es, no se lo
discuto, tal como lo dice, él habrá visto, algo en él mismo, que razonablemente
yo no veo. También está el que se enamoran de una escoba. Dice un adagio que de
todo hay en la viña del “señor,” aunque no sabemos cual es el tal señor, ¿Tal
vez, sea un caballero, como Doña Lourdes?… Sebastian, gracias por tu
generosidad y buena disposición, no solo a traerme a casa, sino hasta
acompañarme a Barcelona. Tony, te he dejado el último y lo entenderás al
decirte, que eres el más joven, te conozco desde niño y por si faltaba algo,
allá por el año 80 nos reencontramos en la tele, cuando solo había una. Hay una
anécdota que guardo, cuando fuimos a comer y te pedí que me ayudaras en el
equipo de producción, me miraste y dijiste; “lo mío es la cámara, yo de esa
política no se,” te dije: “nos ayudamos, tu no me dejes, que yo no te dejare” y
aquel trato se cumplió fehacientemente... Yo no me arrepentí de ofrecerte el
cargo y se que tu, tampoco de haberlo aceptado.
Os quiero y os tengo en alta estima y
os doy las gracias, por haberme brindado vuestra amistad y ese incondicional
apoyo que diariamente he recibido de vosotros, sois la vista que me falta, sois
la mano o el hombro, que necesito, en cada escalón o pretil, que encuentro ante
mí, cuando estoy a vuestro lado. Todas mis consideraciones y un deseo de total
felicidad a cada uno de vosotros, así empecé y así, quiero acabar…
Cecilio Urgoiti
Un homenaje al Club Gastronómico del que formo parte y me siento muy feliz de formar parte.
ResponderEliminarMe gusta lo expresado. Es verdad amigo Cecilio y por mi parte, al igual como decimos en mi tierra: "Y viceversa" también hacia todas las personas que formamos el grupo.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor.
Un abrazo.
Muchas gracias Estimado Anónimo... Un saludo y se feliz...
ResponderEliminarMe gusta, debe ser muy bueno lo que quieres decir porque yo no lo entiendo; pero todos sabemos que Don Cecilio tienes buena vista y sabe como decir las cosas. Te quisimos, te queremos y te seguiremos queriendo, incluso yo.
ResponderEliminarPara llegar a parafrasear a Platón, habrá algo que ya nos dirás que es, pues tu profundidad filosófica,solo surge en los buenos momentos, así que ¿Cuando leías esto en que pensabas? Un abrazo amigo Wiwi, se te quiere
EliminarEstimado Cecilio desde Cidme te enviamos un gran abrazo y te deseamos lo mejor.
EliminarDayanna, Yania y Jorge