Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

viernes, 30 de junio de 2017

¿Bajamos o subimos al infierno?


Corte del Infierno de Dante

Este es un cuento que hace unos ocho siglos empezó Dante Alighieri y pretendo terminar yo, dejando claro, que no puede haber ningún punto de comparación entre el primero y yo. Segunda cosa a tener en cuenta; Esta es una narración libre, con anotaciones sujetas a lo extraído hace más de cincuenta y cinco años y que aun conservo en mi memoria… Por supuesto los errores son míos y los aciertos del Sr. Alighieri… No hay ni que aclararlo.   



El día que en el colegio me explicaron la rotación y la traslación de la Tierra y el motivo de no salir despedidos por la fuerza de atracción que el planeta ejerce sobre nosotros… Ese fue un día inquietante y salí pensando que ese momento, era un momento importante en mi vida, había llegado a entender, eso si, en mi corto entender, algo que tenia que ver con el mundo en el que me muevo y de cómo vivir y lo que me inquietaba, algo de eso quiero recordar.
Pero “mi gozo en un pozo,” va el cura y dice que el cielo estaba sobre nosotros y allí iríamos al portarnos bien y el infierno estaba a nuestros pies o sea bajo nosotros, lugar reservados para el rechinar de dientes, por pecar y no obedecer a los superiores, padres, progenitores y todo lo que se les ocurriera en aquel o posterior momento. Me decía yo, la Tierra era redonda, y los de las antípodas, se irían al infiero de cabeza, tanto si rezaban o no. Pues si rezaban al subir, bajaban al fuego eterno, pues subir para ellos era caer y si no rezaban era obvio, que fuesen al infierno, por consiguiente, los del otro lado no se iban a salvar; ni de una forma, ni de la otra…
Tiempo después alguien me hablo de “La Divina Comedia” de Dante Alighieri y más concretamente de su infierno y la leí con avidez, pero sin entender todo lo allí condesado, luego más pausadamente la releí y comprendí más, pero de la primera lectura saque de conclusión que el puñetero infierno, era un cono y entrábamos por lo ancho e íbamos bajando, otra sorpresa más el infierno; no era fuego sino hielo y había mucho frío…
Lo cierto es que concurren, como con el resto de las cosas, muchas formas de desentrañar lo escrito por Dante, el camino que plantea, a través de los tres lugares a los que el hombre está predestinado, según sus menees en este cosmos y más concretamente en este lugar que hoy llamamos Tierra, está apestado de simbolismos. Me estoy refiriendo al cielo, al purgatorio y por ultimo al infierno. De tal manera, en él cohabitan, tanto personajes tomados de pasajes bíblicos, como de la mitología pagana, como si esta, religión católica no lo fuese, para los demás seres, que practican religiones que no son la católica, apostólica y romana. Es que los espacios, a pesar de las descripciones son difíciles de ser concebidos, como algo palpable; Llegado aquí, siempre es conveniente, dar rienda suelta a la imaginación, con el fin de poder descubrir la riqueza y posibilidades que ofrece cada una de las tres visiones que propone. Por supuesto, es la del “Infierno” la que hoy nos ocupa y, al igual, que Dante echaremos un vistazo, aunque muy breve en comparación con él, que según dicen, “los que allí siguen.” Y en la Divina Comedia cuenta; hizo un recorrido de veinticuatro horas, esto a la edad de 35 años, allá por el año 1300, en pleno Viernes Santo. ¿Qué imaginación más prodigiosa la del Señor Alighieri?

Lo que más llamó mi atención, de la idea que Dante nos muestra del Infierno, es que es totalmente contrario, al concepto común de nuestra cultura occidental, que se me había enseñado inmerso entre las llamas de ese fuego eterno, la roca fluida y las escorias incandescentes, que nunca llegaban a ceniza. Pero para Dante; es un territorio cubiertamente de hielo, carcomido por el frío y la oscuridad. Para mi, aquella lectura, hizo dar a mi mente un salto abismal, al igual que este, su infierno, se nos muestra, dividido en forma de un “angosto embudo” que va desde la superficie boreal, estrechándose hasta lo que en esa época consideraban como el centro del planeta; No hay que olvidar al vivir entre 1265 y 1321, no tenían una idea clara de la forma y funcionamiento de la Tierra y si la tenia y la hubiera contado, hubiera perdido la integridad de su cuerpo en unidad y sincronización… La santa iglesia, el papado y toda la curia se hubieran encargado de ello…
Por esa época, me invente que en ese infierno, había lo que se llamaba “el charco de la porquería.” Esto fue fruto de mi imaginación, corrí la voz, que en ese frío infierno y estratégicamente colocado estaba ese charco, que era una especie de deposito de lo que hoy conocemos como depuradora, pero yo entendía que tendría que haber algún lugar donde eso llegara. Todos los que ganaban la orilla de ese lugar, tenían que cruzarlo, pues era la única vía, ese charco tenia una guadaña inmensa, que iba de un lado al otro, de tal suerte, que el que no se hundía, antes de que llegara, perdía la cabeza, por tanto; tu boca, nariz, ojos y oídos entraban en contacto directo con la mierda, así como el resto de tu cuerpo, al estar en la sentina. Más o menos así lo contaba y los demás amigos lo buscaban y nunca lo encontraron, pues, como ya dije, sólo estaba en mi imaginación… Si Dante había inventado su infierno. Yo me había hecho el mío, así de particular… Perdón por molestarte al leer tal incomodidad, pero procura no pecar y estarás en el cielo… Por cierto yo al no ser creyente me permito esto y más si cabe.


Cecilio Urgoiti

1 comentario:

  1. Este es un cuento que hace unos ocho siglos empezó Dante Alighieri y pretendo terminar yo, dejando claro, que no puede haber ningún punto de comparación entre el primero y yo. Segunda cosa a tener en cuenta; Esta es una narración libre, con anotaciones sujetas a lo extraído hace más de cincuenta y cinco años y que aun conservo en mi memoria… Por supuesto los errores son míos y los aciertos del Sr. Alighieri… No hay ni que aclararlo.

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