Instantes de luz y color
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Aquilino en el Estudio dando el retoque final de una acuarela. Paisaje Rural |
A Aquilino Rodríguez Flores
Desde que tengo uso de razón casi
inconcientemente me dedico a observar a la gente y hace que lo hago ya, mucho
tiempo, con la sana intención de aprender de ellos, sin llegar a la “mayéutica”
de Sócrates, primero por qué no lo soy y después, no es, esta mi intención.
Siempre suelo relacionar el trabajo y su correlación con los demás. Así he
aprendido mucho a concernir, de las
vivencias en el trabajo de los seres humanos y su relación con los compañeros y
más concretamente, su actitud pasiva o defensiva de esos, sus compañeros.
Aquilino fue sindicalista, cuando serlo era alto complicado y complejo,
permítaseme un sombrerazo a esa entrega altruista hacia los demás.
La aptitud artística es un don, que es
nato y personalísimo en determinadas personas y así, expresan en la pintura,
con un pincel, emociones, pasiones, gustos o hay veces que se le escapan
vivencias, que cualquiera como espectador no tiene que descifrar, pues incluso
siendo imaginario el paisaje, tan solo con una mirada a la obra, estableces que
te gusta o produce rechazo. La obra acuarelística de Aquilino, gusta a primera
vista, haciéndote volver la vista, para recrearte con ella, es pintura que no
pasa indiferente, es obra que, “dice,” si se me permite manifestarlo así.
Es por ello; que parte de la vida de
Aquilino, la dedica a la docencia, donde lo fundamental es buscar, encontrar y
fomentar el talento de jóvenes de 10
a 90 años, con el fin de promulgar la nobleza y la
magnitud de resaltar sus valores artísticos. Advierto en Rodríguez Flores, un
deseo de ir perpetuando y creando una continuidad a su obra, de tal forma y
siendo conciente, que cada cual tiene su estilo, hay una impronta que deja el
tutor, ahí quiso el artista dejar su continuidad…
Hoy, no he mirado el almanaque, me he
sentado hablar con Aquilino, casi ni le he tenido que preguntar, ha sido él, el
que a través de recortes de prensa, de sueltos de la misma, de catálogos, de
diplomas y de todo lo que alberga una cartera que su hijo me presto, para que
ojeara lo que en ella había, varios recuerdos que dejan ver al hombre, al
esposo, al padre o al abuelo… Asimismo encuentro lo que busco, al trabajador de
la Refinería de Tenerife, al inquieto artista y al acuarelista que allá por
1961, Francisco Bonnín le invita a formar parte primero de la Primera
Exposición de Acuarelistas de Canarias, en el Círculo de Bellas Artes de Santa
Cruz de Tenerife y segundo, a ser miembro de dicha Asociación. Rodríguez Flores,
fue un autodidacta que pintó siempre con autentica pasión y hace de ello, el
mejor camino de su expresión artística y da “…un conglomerado de luz y color
donde la mancha, una vez ejecutada no admite rectificación.”
Tener la oportunidad de contemplar la
obra de Aquilino y más la obra privada, esas obras, que el cuidadosamente
seleccionaba para su familia, es ver la sensibilidad del artista. Es no solo
ver lo que a él más le gustaba, es contemplar sus preferencias y saber de su
propia mano, los lugares que anteriormente había elegido y luego iba dejando la
impronta. En su obra se aprecia el mundo rural, aunque era hombre de ciudad,
nacido en la calle Carnicería, a cien pasos de la cruz de la fundación de la
ciudad de Santa Cruz de Tenerife, donde desarrollo su infancia y su juventud y
donde desde pequeño ya se interesaba por la pintura, acudiendo a todas las
exposiciones que se daban. Otra de sus grandes pasiones fue el ajedrez, siendo
un asiduo tertuliano de esa materia y visitante del “Bar los Claveles” un
tabernáculo de los mejores ajedrecistas, de nuestra isla, allí jugando llegaba
a perder la noción del tiempo, era un maestro en el manejo de las piezas sobre
el tablero.
“La pintura es algo que me sale de
dentro y sin la que no podría vivir” Esta frase formó parte del titular que
Mayte Méndez le dedicó en un reportaje, que con motivo de una exposición en el
Casino de Santa Cruz de Tenerife, cuando ya había cumplido 90 años y contaba
que su obra superaba las 4.500 Acuarelas, así como una considerable colección
de oleos. Indiscutiblemente, me permito afirmar, sin duda alguna, que es toda
una vida dedicada a la pintura, una pasión que ejerció, “con verdadera entrega.”
Tomo prestadas esas palabras, que manifestaba tras la Guerra Civil Española.
Aquilino no se llamaba a sí mismo
pintor, sino acuarelista, aunque pintó óleo y hay una buena colección de su
obra sobre lienzo. Era un enamorado de la luz y del color y, plasmaba paisajes
naturales en brillantes acuarelas, que con su contemplación serena te traslada
a su interior y llega el momento en el que puedes confundir ficción artística o
realidad. Tengo en mis manos un catalogo que tituló; Tenerife Rural, su cuidada
colección define, con claridad, el espíritu de esta exposición. El vocablo
“rural” denota a la perfección su obra, porque así son, acuarelísticos intentos
de atrapar esas tonalidades de luz y color, que cambian tan rápido en un
paisaje, en función de la tonalidad del azul cielo y el capricho de las nubes y
su juego con la luz del Sol.
Aquilino en sus clases destacó el
valor de la acuarela para captar esas emociones de manera inmediata. “Supone,
llegó a decir, una disciplina difícil, por la premura que se precisa para
realizar las obras, pero también es la que mejor te permite, a la hora de
captar instantes que, de otra manera, terminarían por perderse.” Ante esto, hay
que tener en cuenta la rotación del planeta en que vivimos y los cambios
instantáneos que se dan, cada momento es diferente al siguiente y la temperatura
de color evoluciona a una velocidad superior a la que el ojo puede captar, por
tanto has de retener en la retina el momento a plasmar y ejecutarlo antes que
desaparezca, no te permite repetir la mirada, verías un paisaje diferente.
Rodríguez Flores no solo supo poner sobre blanco esos instantes, que solo el
ojo del artista sabe distinguir, sino además lo trasmitió oralmente en
lecciones, que durante dos tardes a la semana daba a sus alumnos en el aula del
Casino de Tenerife.
Concientemente he dejado para el
final, al Rguez. Flores sindicalista, pues soy conocedor del trato, que se le
da a los que practican la defensa de los compañeros y lo se, por experiencia
propia, cuando el hijo me hablaba sobre ellos, asentía a cada palabra y es que
practicar esa labor en el sindicato vertical, se hacia para desde allí, ir
contactando con los que, en su momento fueran los hacedores de un nuevo Estado,
hoy estamos lejos de ello… Aquilino recibió el apoyo de los mineros de Asturias
y fue un valido representante del histórico Sindicato del Metal e Industrias
Afines, pero no solo lo fue de sus compañeros
de la Refinería de Tenerife, sino del resto del territorio, tras un largo
periodo, con los obvios quebraderos de cabeza y los cansinos viajes a Madrid,
un día, tomo una decisión, dejar aquello y volver a la familia, su pasión la
acuarela y su innegable condición de trabajador, le llevo a sus rutinas y
quehaceres diarios.
Con más de 90 años, el presumido
Aquilino, se preparaba para ir al estudio o a clase y antes de salir de su casa,
mirándose al espejo se decía: “Aquilino, que viejo estas.” Para acto seguido
contestarse; “Aunque hay algo peor, que es no haber llegado.” Un día recogió su
“estudio,” retiró la última acuarela y se fue a la cama, tiempo después fallecía,
fue su forma de decirnos adiós. Ese día se fue un comunista integro y cabal,
que lucho por un mundo mejor… Siempre presente, que la tierra te haya sido
leve.
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Aquilino ante una marina al oleo, simboliza la regata de la India a Inglaterra con te... |
Cecilio Urgoiti
Un día recogió su “estudio,” retiró la última acuarela y se fue a la cama, tiempo después fallecía, fue su forma de decirnos adiós. Ese día se fue un comunista integro y cabal, que lucho por un mundo mejor… Siempre presente, que la tierra te haya sido leve.
ResponderEliminarEnviando por correo electrónico: Instantes de luz y color.doc Jaime Rodriguez.
ResponderEliminar¡¡GENIAL!! me ha parecido un precioso y extraordinario artículo, con una semblanza bastante exacta de la figura de mi padre, de su personalidad tanto artística como familiar y laboral, así como una semblanza concreta y correcta del tiempo que le dedico a la lucha obrera desde su pensamiento comunista.
Realmente es muy difícil de realizar una aproximación a la personalidad de un amigo, y eso que le conoces personalmente (se por experiencia propia que eso lo logras magistral y satisfactoriamente) pero hacerla de una persona que no has conocido sino de referencias, (aunque sean de primera mano e intentando que sean exhaustivas) eso es muy difícil, y lo has logrado a la perfección, parece como si je hubieras conocido personalmente, y hacer un escrito como el que has hecho, repito, es muy difícil, ¡¡Maestro!!.
Realmente el artículo me ha emocionado a mi y a mi esposa hasta el punto de hacernos saltar las lágrimas.
Gracias de nuevo querido y muy apreciado amigo.
Con cariño Jaime Rodríguez Quintero
Muchas gracias a ti, era una deuda que tenia contraída contigo. Gracias por tu paciencia. Un abrazo a Sita y otro a ti.
ResponderEliminarCecilio Urgoiti
Felicidades a los tres, al Padre Aquilino por sus acuarelas al Hijo Jaime por su cariño y al Espíritu Santo de Cecilio, que aunque no creyente, ha reflejado el color, la belleza y la armonía que el ojo ( en todos sus sentidos) del artista nos trasmite en sus acuarelas.
ResponderEliminarMuchas gracias amigo Wiwi, Vuelve pronto, algunos te necesitamos, aunque vuelen los billetes... Un abrazo y cuídate maestro... Mis respetos a Tere.
ResponderEliminarEsta es mi narración poética a un artista. He tratado de acercarme a su vida, con la sana intención, de hacer una biografía "no autorizada." Cecilio Urgoiti
ResponderEliminarBonita semblanza que adivino escrita con los dedos en las teclas pero dejándolos llevar por los impulsos del corazón. Enhorabuena maestro!
ResponderEliminarEs un honor recibir ese titulo de ti, pero la luz del entendimiento me dice que aunque venga de un maestro, como tu lleno de bondad, yo he de seguir siendo alumno. Y no me va mal. Un abrazo amigo Lalo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHe leído el artículo y no puedo por menos que sentirme muy orgulloso de formar parte de la familia de Aquilino. Al autor, Cecilio Urgoiti, decirle que ha retratado a Rodríguez Flores a través de su obra pictórica, recortes de prensa y de conversaciones con su hijo, y le ha dado vida y sentimiento al artículo de tal forma que parece que lo hubiera conocido personalmente. Eso me parece de una calidad y cualidades muy grandes. Precioso escrito. Muchas Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias, no es para tanto, tal vez tuve un buen narrador de su vida...
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