Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

lunes, 16 de mayo de 2016

Recuerdos de mi memoria

Ha tenido que haber pasado más de 55 años, que un buen o mal día y estando en el colegio en fila, para como todas las tardes, después de clase, entrar a la capilla, día para rosario, día para letanías y bla, bla… Mira por donde, viene directo a mi, el padre prefecto y me señala y me dice: Urgoiti, (así me llamaban) Cuando salgas de la Iglesia, vas a la “Prefectura” y me esperas. Cosa que hice.
Yo, pensé que me iba a mandar a escribir la consabida frase del silencio, cosa que hacia con dos lápices y me ahorraba la mitad del castigo, los mejores eran los lápices exagonales, pues no se movían y podías ir más deprisa. La frase en cuestión era, aun la recuerdo de memoria: “Tengo estricta obligación de guardar riguroso silencio en filas, clases, WC y demás lugares, que por su índole lo requieres o este preceptuado.” Ese día no fue así.
En la misma puerta, ya no había nadie en los pasillos, amenazándome con el dedo me dijo: “Hoy vas a recibir un nuevo sacramento por hablador terco y pertinaz maleducado. Recuerda que: Un sacramento es ante todo, un acto sensible al cuerpo, que mueve el alma.”
Y me dio una sonora y soberbia “hostia” que me viro la cara de revés y me hizo caer, pues no lo esperaba y dando la vuelta me dijo, mañana me traes la frase del silencio 100 ó 200 veces, cosa que no recuerdo, pero si recuerdo que aquel día me jure que no volvería a escribir la frase, con el objetivo, de provocar, que me expulsaran… Pero lo cierto es que esa vez no la escribí, me fugue unos días, me pillaron pronto, pero seguí en el colegio y la escribí más veces.
Así fue y así se lo he contado.


Cecilio Urgoiti

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