Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

martes, 13 de septiembre de 2016

Nacionalismo hoy    Por Cecilio Urgoiti      


Hoy la política del orbe en el que vivimos, nos esta confundiendo al sentirnos desorientados con los cambios experimentados en su sociedad, principalmente a través de dos fenómenos, y a su vez estos, están marcando el rumbo de la era política actual. Ellos son la economía y la cultura de la comunicación. Estos dos fenómenos los vemos, en la creciente globalización y el resurgimiento de los nacionalismos. Pudiendo catalogarlos como los dos polos más opuestos del concepto “Estado-Nación” que surge trasla Revolución Americana y la Revolución Francesa.
El mundo actual está regido por una plétora de nuevas tendencias y avances tecnológicos en todos los aspectos, que hacen que desaparezcan las distancias físicas entre países, provocando una mayor rapidez de circulación de capital y una progresiva desaparición de las fronteras, debido al rápido, desenfrenado e incluso ilógico crecimiento o decrecimiento de la economía, quedes al Norte o al Sur. Paralelamente la comunicación ha ido tomando protagonismo e implantando la velocidad necesaria para poder afirmar que “preservar la intimidad es tarea ardua difícil”. Pero, también es verdad, que a diario se alzan nuevas fronteras en la misma proporción que desaparecen las trabas económicas sobre la circulación de capitales, las fronteras o los muros de la vergüenza, ha proliferado como hongos, tras la caída del Muro de Berlín, con lo que desapareció el Este y el Oeste. Estas fronteras son el cierre de puertas a las inmigraciones, y la apertura de los expedientes, de expulsión de todos esos seres, que viajan en busca de un bienestar, del que son privados en su lugar de nacimiento, mientras los tramites se llevan a cabo, estas personas se ven confinadas en unos lugares que llamamos “Centros de Acogida”. Cínica situación se plantea ante el panorama de la globalización. Pero, ¡Ojo, esto no es así! Lo que pueden ser países con bienestar, ya no lo son, ahora el “Estado de bienestar” de esos países se a tornado el “Estado de malestar”. En estos últimos años la crisis sistémica del 2008 se ha llevado todo. A la crisis del 73 se respondió con el neoliberalismo de Reagan en America y Margaret Thatcher en Europa. La crisis sistémica del 2008, también tiene sus padrinos y en Europa es materialmente todo el norte el que aplica el neoliberalismo de Ángela Merkel, pero en este caso la aplicación es al sur de la misma Europa y obviamente dentro de la Unión Europea. Llegado este punto, quiero recordar las palabras del banquero americano David Rockefeller, en una cena con embajadores de la ONU: “Estamos al borde de una transformación global. Todo lo que necesitamos es una gran crisis, y las naciones aceptarán el nuevo orden mundial”. Estas envenenadas palabras, no muchos años más tarde, ha hecho que todo el Sur europeo pierda su Estado de Bienestar y el capital crezca insaciablemente y sin ningún tipo de freno. Realmente se evitó la guerra mundial pero el efecto económico para el pueblo ha sido el mismo y si algo faltaba en materia de cadáveres, estos los pondrán las privatizaciones y los recortes que de manera constante y compulsiva nos trae este Gobierno global de auténticos desarmados.
El período de la globalización es una realidad, en la que es muy delicado resguardar algo como propio, ya que es un todo absoluto, en donde se mezclan aspectos económicos, políticos y culturales… “En la economía. A este proceso de expansión de las relaciones de mercado, en el mundo, se le ha denominado desarrollo del capitalismo y en algún tiempo imperialismo”, términos estos que me recordó el Profesor Rivero en el prologo de uno de mis libros. Sin embargo, los nacionalismos intentan tutelarnos, ante este fenómeno mundializado, ideando y desarrollando “su identidad” cultural, conjeturando e inventando una vocación colectiva.”
Llamaremos el proceso globalizado como el “tóxico que acaba con los nacionalismos políticos y económicos”, creo que esta expresión no debe ser un planteamiento, ni de defensa, ni de rechazo, más bien, nos debe llevar a reflexionar, con el fin, de evitar caer en la contemplación del ombligo nacionalista. Pero sin embargo, lo que si ocurre es, que se esta grabando y desarrollando rápidamente el sentimiento cultural nacional, llevándonos a perder los avances positivos, que todo desarrollo y, ahora no hablo del económico, trae consigo.
Cecilio Urgoiti

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