Los políticos
mienten con vileza
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Cecilio Urgoiti |
Son una estirpe de
“animales,” algunos hasta racionales, en apariencia, que actúan como si les
viniera implícito en sus genes o al entrar a formar parte, se narcotizan al
efecto, de mentir. Ciertamente al ser humano se le define, primordialmente por
la palabra, aunque mal sea su atuendo, si al oírle captas, un verbo fluido y
con toques de sapiencia, en principio hay un acercamiento hacia esa persona.
Pero personas con esas características las hay, pero también la hay que fingen
y actúan cínicamente, los primeros son
la que soporta la posibilidad de la mentira y que, como sentenciaba Porfirio,
el filósofo neoplatónico griego, “el mentir, mucho más que reír, es propio del
hombre”. Aquí quedarían, al menos para mí, los segundos. Casi en su totalidad
es cierto, que la mentira política existe desde siempre. Que las pautas y la
técnica de lo que en tiempos pasados se llamaba “demagogia” y hoy citamos y hasta
vociferamos también, como “manipulación o propaganda,” han sido reglamentadas y
hasta codificadas, desde hace miles de años. Con estos antecedentes, se puede
afirmar sin equivocación posible; Que
nunca se ha mentido tanto, como se hace hoy en día y nunca se ha mentido tan
intensivamente, tan dañinamente y cínicamente como en la actualidad. Desde los
totalitarismos de la doctrina que sea, desde el nazismo o desde los indeseables
fascismos, de la mitad del siglo XX, la técnica y la programación política,
siempre han sido puestas, al servicio de la mentira. Téngase en cuenta, que
el término de “mentira” acepta el de “veracidad,” de la cual ella es su opuesto
y su negación, lo mismo que el concepto de “falsedad” reconoce el de “verdad.”
Pero sin profundizar en conceptos filosóficos o morales, pues no es ese el
camino que me marque al iniciar esta reflexión. Deduzco “por mentir en política;”
el falsear y disfrazar, a propia interés y provecho, la autenticidad que
interesa a la sociedad oír y conocer en ese momento o maniobrar sin pudor, por
intereses de partido, dar a cada momento el escenario que interesa a los
ciudadanos. Es decir, los términos o razonamientos de verdad, no se ajustan a
su valor universal, sino a la aquiescencia con cierta utilización de interés
político, económico o social, que son a la postre donde se ejerce el juego
político y, en los que las sinergias, entre verdad y mentira, se argumenta en
el interior mismo de los intereses que en cada momento, pueden ser de utilidad, para esa manipulación que les lleva
a un circulo vicioso, que hace, para ellos eficiente, la autenticidad de la
mentira. Transformando todo cuanto sea de interés para prevalecer y hacer
prevalecer el prioritario objetivo, que es su política y sus beneficios, salga
el sol por donde salga, con lo que nos acercamos al relativismo ético. Que
viene siendo un “sí” o un “no” o todo lo contrario se fuera o fuese necesario.
Se han derrochado
tanta tinta y aun, mucho más en saliva, si sumamos radio y los de las
televisiones, en “Franch.” (Cada segundo de imagen, en video tiene 25 french o,
lo que llamamos plano en cine, que entonces son 24.) Desde que el de “Puente
viejo,” convoco las elecciones del pasado 20 de diciembre, con lo que no quiero
decir que para cualquier caso no se haga lo mismo, son los medios de
comunicación los “cómplices necesarios,” para emitir las mentiras e incluso,
las medias verdades, que aun son peores y provocan más rechazo. Si miramos a
los protagonistas y tuvieran vergüenza, cosa de la que carecen, no seria chico
el sonrojo, que produce incorporarse a las filas de los opinantes tertulianos. Los
tertulianos han de mentir ante el oponente y, este a su vez, hará lo mismo, con
más o menos intensidad en función no de la verdad, sino de la intensidad de la
audiencia y consiguientemente del dinero que pueda repercutir a la “cadena,” la
publicidad, dentro del espacio, en el tiempo ocupado, a tal efecto. De siempre,
en política y desde las primitivas “polis” y con anterioridad a ellas, desde
que el ser humano se ha ocupado de organizarse, para vivir en sociedad y desde
el surgimiento del líder y las consabidas elites, la contante que no ha
variado, ha sido la mentira, “mentira política…”
¿Cómo la
erradicamos y que hemos de sacrificar? Se sabe que muchas vidas han caído por
defender la verdad y la verdad sobre esta materia en que la mentira la ejercen
desde la política y yo la que conozca la denunciare… A sabiendas que no seré
oído, pero si juzgado y condenado y así ellos, las elites, continuaran su
trayectoria de enredo, gatuperio, falsedad y mentira.
Cecilio Urgoiti
Las sociedades modernas se ha convertido el los sufridos esclavos, de unas élites política, que unidas conjuntamente con los medios de comunicación, son bombardeados y soportan estoicamente, las mentiras de esa estirpe de trileros, que nos atosigan sin descanso...
ResponderEliminarSomos esclavos con consentimiento, hoy en día, ya no vale decir, me han engañado, no lo sabía, me habían dicho otra cosa; vivimos en la era de la información, el que no busca contrastar las noticias, es porque no le da la gana, si no buscamos soluciones a nuestros males, si dejamos que año tras año nos sigan mandando y engañando los de siempre, no podemos echar balones fuera, la culpa es nuestra y solo nuestra, somos la inmensa mayoría, tenemos el poder, el día que nos demos cuenta de eso, habremos ganado la partida, pero mientras sigamos siendo un pueblo aborregado, nos seguiremos comiendo los mocos, mientras los de siempre se siguen poniendo las botas.
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