A Hernando lo enterraran, sin honores
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Cecilio Urgoiti |
El portavoz del PSOE, Antonio
Hernando, ha tenido un peliagudo y muy espinoso papel, como portavoz de lo que
hoy es, el mal llamado socialismo español, si los viejos levantaran la cabeza,
del disgusto caerían petrificados, muchos hoy aun en las cunetas de este infame
país. Esto ocurría en la sesión de investidura de Mariano Rajoy: defender la
decisión de su partido de permitir gobernar a un sujeto, que preside un partido
lleno de corrupción, tras haber sido uno de los dirigentes más combativos, en
apariencia del “No, es no.” Al sustituto de Pedro Sánchez, en la
portavocia del Parlamento, le han dado hoy su justo merecido, su primer acto
del entierro político, por jugar ese doble papel, en eso del “no es no” y el
actual del “no, ahora es si.” Podríamos buscar cualquier calificativo, pues
nuestro idioma nos permite muchos, hasta el extremo que pueden suavizar la
intención y hasta el sentido de lo que se pretende decir, Pero lo cierto que es
un traidor, primero a su Secretario General y lo peor aun, a la ciudadanía en
general y más particularmente a la militancia. Lo que no sabemos, es si también
fue un “traedor” de noticias de un bando a otro, algo así como Felipe González
a “Don Mariano,” pero entre Hernandos, podía estar la cosa.
Soportar estoicamente un discurso
contrario a lo que argumentaba diariamente y no titubear, es un acto de cínico
y muy sinvergüenza. Este debe de ser masoquista, ha de ser de esos que se
compran los zapatos más pequeños para que le vayan “jodiendo.” Él sabia,
quienes formaban la Gestora y que esos no podían ser portavoces del Grupo, pero
aceptó a continuar a sabiendas de la que se le venia encima o, es que le
exigieron o le extorsionaron para que continuara, para dar en su culo, la
patada, que tantas ganas tienen de dar, al de Pedro. Algo bueno tiene ese mundo
de trileros y es, que si así fue, pronto lo sabremos, eso del silencio de
caballeros, aquí, en mafias así, no se da. Claro, que si fuera, de lo que es el
bipartidismo, alguien dice, por ejemplo: “Hay más potenciales delincuentes en
esta Cámara, que fuera;” refiriéndose a los que se manifestaban fuera, es
motivo de rajarse las vestiduras y proponer la expulsión inmediata, Pues
Señorías, yo solo veo lo más obvio, en esas palabras, hagan una lista de los de
dentro, la de fuera pídansela al Señor ministro del ramo o de Gobernación y
cotejen los datos, verán que van a tener que tragarse toda la verborrea del día
de hoy.
Decía esta mañana el tal Hernando, con
muy poca convicción, pero esforzándose en subrayar, la frase: “Usted no nos
gusta como presidente del gobierno, pero sí, nos gusta este país.” A mi también,
pero los prefiero fuera de donde ahora estáis, no sois de fiar, ni los unos, ni
los otros. Otro de los argumentos de Hernando, para explicar, por qué los
socialistas, así se autodenominan, no soy yo el que les da ese apelativo, les
encaja mejor el de “social-liberales,” con un consiento, a la derechización,
solo así les dejarán gobernar: "Hoy España nos necesita, no queremos que
los serios problemas de los españoles estén desatendidos por el egoísmo de los
partidos.” Pienso que aquí le faltó,”… y el nuestro propio.” Muchas fueron las
perlas, pero estas, como nos decía mi madre, “…para muestra, me basta con un botón.”
La carrera política de ese tiralevitas
del poder, tiene, más que los días, las horas contadas y es que un sujeto como
este, hoy utilizado para quemarse a lo bonzo ante el resto, es por qué, nadie quiso hacer
el papel y al estar él, a él, le tocó, pero, recalco de nuevo, también es un
aviso a navegantes. Ese partido intentara resucitar de los rescoldos que aun se
dejan ver tras las ascuas, pero su destino es convertirse en algo residual y es
que no abrirán las decisiones a los ciudadanos, sino se cerraran dentro del
Comité Federal y el Congreso, recortara la participación y se quedaran con la comodidad
de la representación, por cierto, tras el Congreso, que tendrán que hacerlo con
primarias, son los estatutos o hay única candidata, muy “gusanea” ella.
Antonio, tomara viento fresco.
Cecilio Urgoiti