Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

martes, 11 de octubre de 2016

Nada hay que celebrar       
Bajo un flamboyán   
Ya esta bien de tanta manipulación histórica, social, cultural y, por que no, decirlo, religiosa, claro, que ellos siempre ha estado, y si hay tajada, más.  Ya esta bien de tanta majadería. ¿Como es posible, qué aun sigamos diciendo, que desde aquí se descubrió America? Si acaso y, con admirables dudas, se “redescubrió.”  Cuando se produjeron lo que los historiadores del “régimen” y la iglesia del mismo llamaron, conquista del territorio americano, repetiré por si hay duda, los allí presentes eran los primeros pobladores y estos llegados después, los reconquistadores, además robaron y mataron, sin piedad, en nombre de la corona y de dios.
Hecho, que ocurre a partir del 12 de octubre de 1492. Los que allí se presentaron como tales tuvieron que  ver con el tiempo, que los habitantes de aquellas tierras eran gente, con una sólida cultura y poseedores de amplios conocimientos, mientras ellos, estaban aun en pañales. Fue el querer utilizar, a los habitantes como esclavos y beneficiándose de la nobleza del pueblo indígena, inventándose así, las artimañas que aun hoy nos quieren hacer ver. Tierra esta, la España, de cínicos y auténticos vividores. No me resisto a contaros de nuevo esta anécdota, que refleja con claridad esta historia, la llegada de los españoles, tuvo en principio un acercamiento y en él, se les decía a los nativos que a parte de ir en son de paz. “querían hablar de dios y de la verdad” a lo que ellos contestaron. “¿Que queréis conocer?”…
La mano de obra nativa y sometida, fue la utilizada para el duro trabajo en los campos y en las minas. Los originarios fueron diezmados por pestes y por el duro trabajo sin descanso, a pesar de que las “Leyes de Indias,” en teoría, los salvaguardaran.
Al comenzar a escasear estos trabajadores, hubo que recurrir a su substitución por otros, igualmente “económicos” y así, se llegó a importar esclavos africanos, Esto fue bien visto por los colonizadores, incluso aquellos más humanitarios, como los evangelizadores que acompañaban la conquista. Entre ellos, Fray Bartolomé de las Casas, que pugnó por el buen trato a los aborígenes, vio en la llegada de los negros, un alivio para los pobladores locales… Eso y las peores atrocidades que podamos imaginar es la Historia de el “descubrimiento y conquista,” una forma de hacer caja de la época. No puedo ni unirme a la celebración de la atrocidad, ni congraciarme con quienes lo celebren, eso iría en contra de mi ideario y de mis más remotos principios.
Desde principios del siglo XVIII los mismos descendientes de los invasores y esos descendientes de los explotadores, inician una campaña que fue el inicio de la liberación de los pueblos americanos, unos con más fortunas que otros, pero mayoritariamente su autentica liberación y su autodeterminación, aun hoy sigue sujeta a intereses y caprichos del capitalismo, como un pesado yugo que somete y esclaviza.
Un descendiente de aquellos libertadores, fue un afanado maestro, que alcanzo la presidencia de Argentina, un territorio, que para poder hacernos una idea, es tan grande como toda Europa, si incluimos a la Rusia hasta los Urales. Por su mente paso regalar todo el territorio  a los países lindantes y solo quedarse con la provincia de Buenos Aires, pero se cuenta, que tuvo otra idea y, con un ejercito, mando que se crearan acuartelamientos y se fuera sometiendo a la poblaciones, preferentemente el sur, el norte había estado en mano de la iglesia y los jesuitas habían fundado misiones, que explotaban en grandes territorios agrícolas…  Domingo Faustino Sarmiento, fue el presidente al que me refiero y se dice que cuando el general del Ejercito le pregunto que tenia que hacer con los “indios,” este le dijo: “Con la sangre del indígena abona la tierra.” Cuesta entender frases como estas y, no se si es cierta, pero quien me la contó, me dijo; que desde que tiene uso de razón, siempre se la atribuyó a ese maestro y, me afirmo, que el pueblo le quiso y le respeto…
Un motivo más, este, para no haber nada que celebrar.


Cecilio Urgoiti

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