Nada hay que celebrar
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Bajo un flamboyán |
Ya esta bien de tanta manipulación histórica,
social, cultural y, por que no, decirlo, religiosa, claro, que ellos siempre ha
estado, y si hay tajada, más. Ya esta
bien de tanta majadería. ¿Como es posible, qué aun sigamos diciendo, que desde
aquí se descubrió America? Si acaso y, con admirables dudas, se “redescubrió.” Cuando se produjeron lo que los historiadores
del “régimen” y la iglesia del mismo llamaron, conquista del territorio
americano, repetiré por si hay duda, los allí presentes eran los primeros
pobladores y estos llegados después, los reconquistadores, además robaron y
mataron, sin piedad, en nombre de la corona y de dios.
Hecho, que ocurre a partir del 12 de
octubre de 1492. Los que allí se presentaron como tales tuvieron que ver con el tiempo, que los habitantes de aquellas
tierras eran gente, con una sólida cultura y poseedores de amplios
conocimientos, mientras ellos, estaban aun en pañales. Fue el querer utilizar,
a los habitantes como esclavos y beneficiándose de la nobleza del pueblo indígena,
inventándose así, las artimañas que aun hoy nos quieren hacer ver. Tierra esta,
la España, de cínicos y auténticos vividores. No me resisto a contaros de nuevo
esta anécdota, que refleja con claridad esta historia, la llegada de los
españoles, tuvo en principio un acercamiento y en él, se les decía a los
nativos que a parte de ir en son de paz. “querían hablar de dios y de la
verdad” a lo que ellos contestaron. “¿Que queréis conocer?”…
La mano de obra nativa y sometida, fue
la utilizada para el duro trabajo en los campos y en las minas. Los originarios
fueron diezmados por pestes y por el duro trabajo sin descanso, a pesar de que
las “Leyes de Indias,” en teoría, los salvaguardaran.
Al comenzar a escasear estos trabajadores, hubo que recurrir a su substitución
por otros, igualmente “económicos” y así, se llegó a importar esclavos
africanos, Esto fue bien visto por los colonizadores, incluso aquellos más
humanitarios, como los evangelizadores que acompañaban la conquista. Entre
ellos, Fray Bartolomé de las Casas, que pugnó por el buen trato a los
aborígenes, vio en la llegada de los negros, un alivio para los pobladores
locales… Eso y las peores atrocidades que podamos imaginar es la Historia de el
“descubrimiento y conquista,” una forma de hacer caja de la época. No puedo ni
unirme a la celebración de la atrocidad, ni congraciarme con quienes lo
celebren, eso iría en contra de mi ideario y de mis más remotos principios.
Desde principios del siglo XVIII los
mismos descendientes de los invasores y esos descendientes de los explotadores,
inician una campaña que fue el inicio de la liberación de los pueblos
americanos, unos con más fortunas que otros, pero mayoritariamente su autentica
liberación y su autodeterminación, aun hoy sigue sujeta a intereses y caprichos
del capitalismo, como un pesado yugo que somete y esclaviza.
Un descendiente de aquellos
libertadores, fue un afanado maestro, que alcanzo la presidencia de Argentina,
un territorio, que para poder hacernos una idea, es tan grande como toda Europa,
si incluimos a la Rusia hasta los Urales. Por su mente paso regalar todo el
territorio a los países lindantes y solo
quedarse con la provincia de Buenos Aires, pero se cuenta, que tuvo otra idea
y, con un ejercito, mando que se crearan acuartelamientos y se fuera sometiendo
a la poblaciones, preferentemente el sur, el norte había estado en mano de la
iglesia y los jesuitas habían fundado misiones, que explotaban en grandes
territorios agrícolas… Domingo Faustino
Sarmiento, fue el presidente al que me refiero y se dice que cuando el general
del Ejercito le pregunto que tenia que hacer con los “indios,” este le dijo:
“Con la sangre del indígena abona la tierra.” Cuesta entender frases como estas
y, no se si es cierta, pero quien me la contó, me dijo; que desde que tiene uso
de razón, siempre se la atribuyó a ese maestro y, me afirmo, que el pueblo le
quiso y le respeto…
Un motivo más, este, para no haber
nada que celebrar.
Cecilio Urgoiti
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