El estraperlo
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Escudo de la II República. 1931 a 1939
El vocablo estraperlo o straperlo fue muy de frecuente uso, en la España
de la II República y en las primeras décadas franquistas, con dicho termino se
hacia referencia al comercio ilegal de
bienes sometidos a algún tipo de impuesto por
el Estado. En las primeras etapas del franquismo se comercio
ilegalmente, con la mayoría de los productos que formaron parte de la “Cartilla
de Racionamiento.” Dicho negocio lo hacían los afines al régimen. Dicho vocablo, por extensión y uso social, se
utiliza como sinónimo de de lo que también
recibe el nombre de “Mercado negro.” A quien practicaba el estraperlo se
le llamaba “estraperlista.” |
El origen de esta
locución está en un escándalo político ocurrido durante la
II
República, producido como consecuencia de la introducción de un juego de ruleta
con un mecanismo eléctrico, de marca Straperlo, nombre derivado de
Strauss,
Perel
y
Lowann,
apellidos judíos holandeses, que fueron los que iniciaron el negocio.
A lo largo del mes de junio del año 1934 los
empresarios importadores de la ruleta y miembros relevantes del Partido Radical
llegaron a un acuerdo económico con el fin de explotar. La consabida ruleta, se
instaló en el Casino Donostiarra. Varios sujetos de la órbita del Partido,
harían valer sus influjos para conseguir la necesaria autorización, a cambio de
un porcentaje en el negocio. Según la dicción de Strauss, Alejandro Lerroux,
líder de los Liberales recibiría el 25 % de los beneficios, Joan Pich i
Pon, un 10 %, Aurelio Lerroux sobrino de Alejandro
Lerroux. Miguel Galante y el periodista Santiago Vinardell un 5 %. Además, para asegurarse la
cooperación del ministro de la Gobernación, Rafael Salazar Alonso, Joan Pich i
Pon se había comprometido a hacerle llegar un soborno de 100.000 pesetas. Cosa
que al parecer nunca ocurrió.
El juego con esa ruleta, en San
Sebastian, fue prohibido por la policía, tras aclararse que era engañoso, ya
que la rueda se intervenía al antojo del manipulador, accionando un botón y,
por lo tanto, la banca siempre que se le antojaba o las jugadas eran de
cantidades sustanciosas, ganaba, tras maniobrar el botón adecuadamente. Algo
parecido ocurría paralelamente, en el Hotel Formentor de Mallorca en Baleares,
aunque también fue abortado, con algo más de retraso.
El “escándalo del estraperlo
” saltó a la luz pública, con casi un
año de retraso, en octubre de 1935, como consecuencia de la denuncia que
presentó Daniel Strauss, ante Don Niceto Alcalá Zamora, Presidente de la
República, que era. En ese acto Don Daniel exigía un “resarcimiento” por los
gastos de instalación del juego conocido popularmente como “estraperlo” en los
casinos de San Sebastian y Hotel Formentor, por los cohechos, vamos los untos
citados anteriormente, que manifestaba haber pagado a políticos del Partido
Radical y a familiares, y amigos de Alejandro Lerroux. Alcalá Zamora recibió el
dossier completo, con toda la trama de corrupción que le envió Strauss a
principios de septiembre de 1935 y se lo enseñó a Lerroux, que entonces era el
presidente del gobierno, pero este no le dio importancia y, al parecer, le dijo
que sería muy difícil probar sus presuntos contactos con Strauss.
4 Tras la crisis de gobierno que se
produjo a mediados de septiembre en que Lerroux renunció a seguir
encabezándolo, según algunas versiones de historiadores. En mi opinión y lo que
se desprende de las notas del diario de Manuel Azaña, fue que Alcalá Zamora, lo
obligó a dimitir, al conocer el dossier de Strauss. El Presidente de la
República a comienzos de octubre de 1935, envió la denuncia, al recién
constituido gobierno, radical-cedista, presidido por Joaquín Chapaprieta, en el
que Lerroux era ministro, Chapaprieta obligó a que el caso, fuera debatido en
las Cortes, donde se formó una comisión parlamentaria. El dictamen de la misma,
señaló que habían existido actuaciones “…que
no se ajustaron a la austeridad y a la ética que en la gestión de los negocios
públicos se suponen…” El 28 de octubre de 1935, las Cortes, votaron la culpabilidad
de los acusados por la comisión, a excepción de Salazar Alonso, que como vimos
anteriormente fue el ministro de la Gobernación, que firmó el permiso de
autorización de la instalación de las ruletas.
Este fue un caso muy relebante de corrupción, al poco tiempo estalló el
designado “Caso Nobela” que supuso el hundimiento del Partido Radical, lo que
conjeturó el final, del llamado “bienio negro.” Abriéndose camino en esos días,
la celebración de elecciones generales, en febrero de 1936. Que fueron ganadas
por el Frente Popular.
Cecilio Urgoiti
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