La constante del “Poder”
Retomando la ideología marxista que concibe
al Estado como un sistema que permite que las clases poderosas aseguren su
dominación sobre la clase trabajadora, podemos distinguir que el aparato del
Estado, en la actualidad y de manera mayoritaria, esta ejerciendo un influjo
descaradamente prepotente en los gobiernos de tendencia neoliberal e incluso de
corte social-liberal, también tenemos que tener presente las grandes etapas
represoras de los Estados de la orbita comunista. Sus estructuras ideológicas están
constituido, por dos elementos: el aparato represivo y el aparato ideológico.
El aparato represivo funciona mediante la
violencia, no precisamente física, aunque también puede ejercerla, pues como
podemos comprobar en los despliegues policiales se comprueba palpablemente. Pero,
tienen siempre la respuesta a punto, “hace uso del poder para defender tus
intereses;” por lo tanto, pertenece al dominio público y abarca al gobierno,
administración, ejército, policía, tribunales, etc. Miremos hacia la Ley Mordaza,
de reciente creación, con un tufo anticonstitucional y muy dudosa ética
política e incluso policial y, habilitando el ejercicio de la violencia, cuando
se defiende intereses del capital, los desahucios por el impago de hipotecas,
habiendo como hay otras alternativas, la dación como pago.
El aparato ideológico, no debemos
confundirlo con ideología, del Estado, son aquellas instituciones que se
encargan de presentar al ciudadano las “realidades” concordantes con la
“ideología” dominante (la ideología de las clases en el poder), por ejemplo: la
religión, la escuela, la familia, los partidos políticos, los sindicatos, las
manifestaciones culturales y, por supuesto, los medios de comunicación. La
mayoría de ellos pertenecen al dominio privado.
Ambos se encargan de formar en el individuo
hábitos, normas, reglas, creencias, sentido de pertenencia, afiliación, gustos,
preferencias, etc. que serán básicos en la formación de la sociedad de masas, además de ser
limitantes para la libre expresión; en otras palabras, no se permite expresar
ideas que no concuerden con las preestablecidas por el aparato ideológico.
En el transcurso de nuestra historia pasada,
pudimos notar cómo las formas de expresión, el arte, la prensa, la radio, la
televisión y demás, han sido utilizadas para respaldar las ideologías
“oficiales”, esto se explica por el control y la censura que el Estado y sus
correspondientes aparatos ejercen sobre lo que debe ser divulgado y lo que no
puede ser dado a conocer. Hoy de manera más sutil, premiando con, por ejemplo,
publicidad, la autocensura se arbitra perfectamente.
Los medios de comunicación son determinantes
en la preservación del aparato ideológico del Estado. Para entender cómo han
llegado a adquirir tal importancia es preciso recapitular en el origen de la
industrialización de los medios y la consecuente cultura de masas, siendo ésta
capaz de crear vínculos entre los individuos que permitan mantener estable al
sistema.
Hablar de la historia de la comunicación es
hablar del desarrollo de las industrias de los medios. El proceso histórico en
el que surgieron y se desarrollaron estas industrias, está acompañado con el
surgimiento de las sociedades modernas.
Con la aparición de la prensa en 1609 se
inicia el desarrollo de las industrias de los medios. El capitalismo hace suyas
las formas de transmisión cultural para industrializarlas y así comerciar con
los medios de comunicación. Siglos mas tarde aparece, probablemente por
casualidad, pues si hubieran conocido los resultados actuales, no le hubieran
dejado ver la luz, me refiero a las redes sociales, que han venido a ser el
antídoto a toda la censura y peor aun la influencia que ha ejercido sobre la
sociedades y la vida del ser humano.
La Asociación de la
Prensa de Madrid (APM), ha publicado un libro realizado por el catedrático
Antonio Elorza dedicado al editor Nicolás María de Urgoiti, que intento ser el
primer gran magnate de la prensa en España a principios del siglo XX y un firme
defensor de la democracia.
Dicen que: “De casta
le viene al galgo.” Él era mi tío-abuelo. Y quiero resaltar esas palabras de Elorza, al hablar sobre el fundador de “El Sol,”
en una entrevista, del perfil del industrial vasco: “Lo más destacado de
Nicolás María de Urgoiti es, sin duda, dos cosas, es como los mosqueteros, uno
son dos y, una de ellas es haber fundado El Sol, que es el gran periódico de la
preguerra, anterior a la Guerra Civil, que instala en España un tipo de
periodismo moderno y, realmente, independiente. Y la segunda, el que esta fundación
y el desarrollo de la vida de El Sol bajo su dirección, aunque él no fuera el
director, él era realmente el gestor de la publicación; esto, es la culminación
de un proyecto de renovación de la vida española que le configura como una
persona singular y sin posible parangón con otra.”
Cecilio Urgoiti
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