Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

miércoles, 1 de junio de 2016

La constante del “Poder”
Retomando la ideología marxista que concibe al Estado como un sistema que permite que las clases poderosas aseguren su dominación sobre la clase trabajadora, podemos distinguir que el aparato del Estado, en la actualidad y de manera mayoritaria, esta ejerciendo un influjo descaradamente prepotente en los gobiernos de tendencia neoliberal e incluso de corte social-liberal, también tenemos que tener presente las grandes etapas represoras de los Estados de la orbita comunista. Sus estructuras ideológicas están constituido, por dos elementos: el aparato represivo y el aparato ideológico.
El aparato represivo funciona mediante la violencia, no precisamente física, aunque también puede ejercerla, pues como podemos comprobar en los despliegues policiales se comprueba palpablemente. Pero, tienen siempre la respuesta a punto, “hace uso del poder para defender tus intereses;” por lo tanto, pertenece al dominio público y abarca al gobierno, administración, ejército, policía, tribunales, etc. Miremos hacia la Ley Mordaza, de reciente creación, con un tufo anticonstitucional y muy dudosa ética política e incluso policial y, habilitando el ejercicio de la violencia, cuando se defiende intereses del capital, los desahucios por el impago de hipotecas, habiendo como hay otras alternativas, la dación como pago.
El aparato ideológico, no debemos confundirlo con ideología, del Estado, son aquellas instituciones que se encargan de presentar al ciudadano las “realidades” concordantes con la “ideología” dominante (la ideología de las clases en el poder), por ejemplo: la religión, la escuela, la familia, los partidos políticos, los sindicatos, las manifestaciones culturales y, por supuesto, los medios de comunicación. La mayoría de ellos pertenecen al dominio privado.
Ambos se encargan de formar en el individuo hábitos, normas, reglas, creencias, sentido de pertenencia, afiliación, gustos, preferencias, etc. que serán básicos en la formación de  la sociedad de masas, además de ser limitantes para la libre expresión; en otras palabras, no se permite expresar ideas que no concuerden con las preestablecidas por el aparato ideológico.
En el transcurso de nuestra historia pasada, pudimos notar cómo las formas de expresión, el arte, la prensa, la radio, la televisión y demás, han sido utilizadas para respaldar las ideologías “oficiales”, esto se explica por el control y la censura que el Estado y sus correspondientes aparatos ejercen sobre lo que debe ser divulgado y lo que no puede ser dado a conocer. Hoy de manera más sutil, premiando con, por ejemplo, publicidad, la autocensura se arbitra perfectamente.
Los medios de comunicación son determinantes en la preservación del aparato ideológico del Estado. Para entender cómo han llegado a adquirir tal importancia es preciso recapitular en el origen de la industrialización de los medios y la consecuente cultura de masas, siendo ésta capaz de crear vínculos entre los individuos que permitan mantener estable al sistema.
Hablar de la historia de la comunicación es hablar del desarrollo de las industrias de los medios. El proceso histórico en el que surgieron y se desarrollaron estas industrias, está acompañado con el surgimiento de las sociedades modernas.
Con la aparición de la prensa en 1609 se inicia el desarrollo de las industrias de los medios. El capitalismo hace suyas las formas de transmisión cultural para industrializarlas y así comerciar con los medios de comunicación. Siglos mas tarde aparece, probablemente por casualidad, pues si hubieran conocido los resultados actuales, no le hubieran dejado ver la luz, me refiero a las redes sociales, que han venido a ser el antídoto a toda la censura y peor aun la influencia que ha ejercido sobre la sociedades y la vida del ser humano.
La Asociación de la Prensa de Madrid (APM), ha publicado un libro realizado por el catedrático Antonio Elorza dedicado al editor Nicolás María de Urgoiti, que intento ser el primer gran magnate de la prensa en España a principios del siglo XX y un firme defensor de la democracia.
Dicen que: “De casta le viene al galgo.” Él era mi tío-abuelo. Y quiero resaltar esas palabras de  Elorza, al hablar sobre el fundador de “El Sol,” en una entrevista, del perfil del industrial vasco: “Lo más destacado de Nicolás María de Urgoiti es, sin duda, dos cosas, es como los mosqueteros, uno son dos y, una de ellas es haber fundado El Sol, que es el gran periódico de la preguerra, anterior a la Guerra Civil, que instala en España un tipo de periodismo moderno y, realmente, independiente. Y la segunda, el que esta fundación y el desarrollo de la vida de El Sol bajo su dirección, aunque él no fuera el director, él era realmente el gestor de la publicación; esto, es la culminación de un proyecto de renovación de la vida española que le configura como una persona singular y sin posible parangón con otra.”
Cecilio Urgoiti


No hay comentarios:

Publicar un comentario