Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

martes, 14 de junio de 2016

Motivo del gafe “amarillo” en el Teatro

El amarillo, color desterrado en el mundo de la escena

El color amarillo está proscrito en el mundo de la escena, e incluso hay actores, preferentemente de teatro que se pone neurasténico, si alguien del público lleva prendas de vestir con el proscrito color. Al parecer, surge de la muerte en escena del dramaturgo francés Jean-Baptiste Poquelin, conocido como Molière. En febrero de 1673, Molière acometió el estreno de “El enfermo imaginario” y vestía de amarillo, probablemente como requisito del guión e incluso a sugerencia suya. En plena representación se sintió indispuesto y pocas horas después moría en su casa. Desde entonces, se considera este color gafe para el escenario. El estreno de “Salomé”, de Oscar Wilde, cuyos bocetos de escenografía estaban dominados por el amarillo, agrandó su fama, pues la representación pública de la obra fue prohibida en Gran Bretaña hasta el año 1958. En algunos países, también el morado es sinónimo de mal fario.
Yo, que he sido un provocador nato, Cuando estrenábamos algún programa y por cualquier motivo, yo trabajaba en él, persistentemente llevaba algo amarillo. Nunca paso nada, pero si teníamos un cantante que alcanzo la categoría de el “Innombrable.” Siempre que el hacia acto de presencia pasaba algo, recuerdo que le dije, Fulano “…sal por los laterales, por el fondo hay una piscina y puedes caerte.” Termino mojado y con cara de susto. Otro día se estropearon, en una actuación, tres de las cuatro cámaras y el mezclador hacia extraños y no obedecía a las ordenes del operador…
Este es un mundo se superstición, fijaros no os doy el nombre del sujeto cantante, pues es el innombrable.


Cecilio Urgoiti 

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