Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

lunes, 6 de junio de 2016

Reflexión con música de fondo

Cuando oímos por primera vez una música, esta nace para nosotros.

La música es, exactamente igual a un ser vivo; cada pieza musical goza su propia vida y acontece en un espacio de tiempo, tiempo este, que se limita a la obra, si lo que queremos es una recreación de la misma en nosotros. Hay música para cada cosa y para cada momento. Pero ahora, me refiero a la música de oír y recrear los sentidos en ella y con ella. Aunque la obra sea particular, si no hay quien se pare en ella y se detenga a descubrir su andar, pasara recónditamente, trascurrirá en el más oscuro de los sigilos. Para que la pieza musical, corra el velo y nos deje oír el prodigio que lleva escondido detrás de la partitura, conviene que alguien depare en ella, se confiera a admirar su misticismo, vea con antelación lo que guarda dentro de si  esos pentagramas y la toque, con toda su magia y la mayor atención. Entonces, lo que era, aparentemente un cúmulo de sonido, se torna en arte, convirtiéndose en un soberbio vehículo de expresión y de regalo al oído. “La música es música si hay alguien que la escuche.” 
Aguzar el oído, con el objeto de oír música, demanda ineludiblemente una corta contribución que es, ese exiguo compromiso de prestar atención, y ese ejercicio se cultiva y se forma, de tal manera que solo hay que ir modulando la costumbre. Puede que a algunos nos cueste más que a otros, pero no hay duda de que se educa el oído y se prepara el cerebro y este al cuerpo a ese primordial ejercicio.
Una recomendación para aprender a sentir, eso que llamamos música y que alguien, por destaca, llamó ruido, claro esta, que sistemático, melódico, acompasado y lleno de ritmo, se debe educar en el atrevimiento de percibir la armonía, que es escuchar la música con la misma atención que hacemos con el resto de sonidos, hay una diferencia, que pronto captaras es su perfección. Escuchar música te lleva a la reflexión.


Cecilio Urgoiti

No hay comentarios:

Publicar un comentario