Reflexión de cara
al terror que ocultan los Estados
Hay que destapar las
cloacas de la historia
Estos dos cortos
relatos, que leeremos tras el tercer punto y aparte, en los cuales se nos
cuentan, hasta donde es capaz de llegar la mente humana y la utilización de los
oscuros intereses de los Estados, sin importar el tiempo en que ocurra o la
situación, guerra o paz o peor aun donde la vida se desprecia y el asesinato
es, por el bien común, pero como siempre, de ellos. A la hora de hacer
prevalecer la ideología y obligar y subyugar a la propia sociedad o la que se
quiere dominar.
Hoy por un interés
económico, en primer lugar y de pronta comunicación, en segundo termino, se ha
hecho posible esta vía de comunicación, que son las “redes sociales” que están
sirviendo para mantener a raya algunas utilizaciones de l pasado siglo, pero
estoy seguro que se esta utilizando los medios para satanizar a todo el que
discrepe e intente romper la ideologia predominante.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército
nazi sorprendió al mundo con la velocidad de sus avances y la resistencia de
sus soldados. El Tercer Reich, siguiendo la obsesión de Hitler por encontrar
una píldora que le hiciera invencible, utilizó en sus militares la pervitina,
una metanfetamina que mejoraba su rendimiento físico. La pregunta es, ¿la
tomaba también el propio führer?
Cuando tras la
Segunda Guerra Mundial salieron a la luz los experimentos de los científicos y
médicos alemanes, los estadounidenses codiciaron sus avances. Financiados por
la CIA, médicos y científicos acosaron a negros, indigentes y desvalidos; los
encerraban en prisiones, en hospitales, en barracones, en orfanatos... y,
contra su voluntad, con el pretexto de estudiar el cerebro humano, convertirían
a decenas de millares de personas en auténticas ratas de laboratorio. Se
realizaron miles de experimentos gubernamentales con el objetivo de borrar la
memoria, encontrar un medio para hacer confesar al enemigo, fabricar una
máquina humana dispuesta a matar contra su voluntad.
Esto ocurrió
ciertamente y son sinopsis de dos documentales, pero son relatos verídicos y
que se han ido destapando… Se hablaba del circo romano… y ha prevalecido XX
siglos posteriores y el silencio celestial se puede cortar de lo espeso que es,
por supuesto no diferencio divinidad ni religión.
Cecilio Urgoiti
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