Sin pelos en las teclas: Soy un ensayista de la realidad política, un periodista sin pelos en las teclas, luchador de mil batallas. Hago política, con el certero objeto, que otro no la venga hacer por mí, sino, la hagamos todos juntos. Defiendo la democracia participativa y entiendo como republicano convencido que soy, que solo se da la democracia real en la República. Así mismo, creo en la autodeterminación de los pueblos y a mi no me importa que los demás, se salgan con la mía.

jueves, 9 de junio de 2016

Reflección primaveral

Escribir es la primavera de la mente

Escribir, al menos para mi, es una forma de ablución del pensamiento, un rencuentro con nosotros mismos, es trasladar a los demás, todas las inquietudes que atesoras y que creas en tu interior. Nuestra mente, es el lugar donde anidan los pensamientos y donde creamos y desarrollamos nuestras ideas. Al hacerlo por escrito, en nuestro fuero interno hay anhelo, por un lado de búsqueda de tranquilidad, que nos permita divulgar la inevitable duración humana. Es una manera de revindicar nuestra inmortalidad, que nuestro “yo” se eternice. Tal vez sea por otro lado, también un acto de egoísmo y hasta de egocentrismo. Pero, huyendo de auto comparación y sin complacencia alguna. Escribir es la primavera de la mente, aflorar lo más recóndito que guardamos y que siempre lo hacemos buscando las mejores palabras, tal como las flores buscan los mejores colores, es la forma de atraer al resto de los seres del entorno.
Escribir amedrenta, desarropa y desnuda nuestra mente, algo guardado celosamente, como unos grandes secretos de vida. Reflejos de mucho tiempo, que hemos atesorado,  cultivado y hasta resguardar de muchos indiscretos intrusos, los ponemos a los cuatro vientos.
Escribir es el arte, de acertar ese punto de unión, con el infinito cosmos que nos inquiere, desde la distancia astral. Escribir es contar sobre la razón de nuestra azarosa existencia, en un tiempo casual y un espacio accidental. Escribir es cotar una conjetura, en la que garabateamos explicaciones, muchas veces sin lógica aparente, sobre nuestro devenir individual, con una peregrina idea, que es salvarnos del olvido. Escribir es contar y siempre ser lo que se es.
Mañana otro cuento, tal vez más triste…


Cecilio Urgoiti

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